, archivado en The Walking Dead

The Walking Dead parece discurrir con el piloto automático. Eso la convierte en una serie rutinaria y previsible, incapaz de adoptar riesgos dramáticos de calado, de apostar por una narración con pulso firme y emoción genuina. Bajo la égida del caos y la desesperación propia del apocalipsis, el megaéxito de la AMC (en España por Fox) esconde una serie blanda y amarrategui, que ante la escasez de ideas para hacer avanzar la trama se ha visto obligada a recurrir al espanto infantil como gancho.

Es posible que el tiovivo de productores ejecutivos dificulte apostar todo a grande. Desde aquí es muy fácil hablar, claro. En todo caso, el cambio constante en los mandos de la nave ha derivado hacia un relato falto de personalidad, que no transmite la sensación de poseer voz propia. Y, lo que quizá huela más, que avanza en círculos, en espiral a lo sumo. Lo extraño de la estructura amorfa de estos ocho capítulos -con dos episodios en repentino offside– puede servir de ejemplo para ese timón averiado.

He de reconocer que para mí es un misterio el apabullante éxito que sigue cosechando, sin acusar cansancio narrativo ni visceroso. Quizá sea un cambio cultural, un estereotipo domésticado: antes el zombie vagaba mejor por los márgenes que por el mainstream. También la pantalla se siente ahora más cómoda con la brutalidad de los cráneos desparramados, supongo. Porque más allá del maquillaje sexy, la seducción survivalista y el morbo de la pústula, la serie se ha quedado en un quiero y no puedo narrativo y dramático.

The-Walking-Dead-Season-4-Cast-Banner2(A partir de aquí, espoilers hasta el 4.8.)

Ojo, a mí me han gustado mucho algunos tramos (la segunda mitad de la segunda temporada y la primera parte de la tercera) y estoy convencido de que el universo creado por Kirkman tiene un potencial enorme. Pero en los últimos 16 capítulos hemos asistido a una historia plana y repetitiva. Yo también me estoy repitiendo. De nuevo, el caso del Gobernador nos ilustra: no es solo, como decíamos antes, el brinco repentino que pega el relato, sino que toda su (al inicio prometedora) peripecia redentora… sirve para volver a la casilla de salida: ¡el chaval está como una regadera! Para eso, habérselo cargado en el 3.16., ¿no?

Los últimos minutos de “Too Far Gone” (4.8.) ponen altavoz a muchos de los problemas de la serie:

-Falta de foco. Hay una secuencia de acción vibrante, lanzada por el más que previsible katanazo a Hershel, donde de repente descubrimos en la prisión un porrón de gente y, sobre todo, se nos enfocan unos niños de los que no teníamos noticia hacía semanas. A mi modo de ver, abrir el foco así, de manera tan repentina, resta mucha eficacia.

-Casualidades según las necesidades de la trama. ¿Cómo es posible que la novia del Gobernador aparezca en medio de la ensalada de tiros? ¿Acaso estaba en la río, con su hijita, ahí al lado? Cuando todo parece torcerse, Michonne aparece de la nada para salvar los muebles; ¿dónde había estado todos esos minutos? Detalles así emergen en cada capítulo.

-Sensacionalismo. Casualidad similar ocurre con los niños-rambo… y con la sorpresa más demoledora: la muerte del bebé Judith.

Aquí es donde la serie más me ha molestado, por su sensacionalismo. Un bebé que apenas tiene relevancia en la trama se convierte en el epicentro emocional de los últimos minutos. Me parece una salida fácil, casi desesperada, un truco innecesario para hacer sufrir a los personajes (y, supuestamente, al espectador que ha de sentir empatía por ellos). Sí, por supuesto que esto es el fin del mundo y nunca ha de ser bonito. Lo sé. Mi problema no es con el fondo -luego volveré sobre eso- sino con la forma. Matar a ese bebé -al menos han tenido la delicadeza de emplear la elipsis, como con su madre- ha sido una salida de puro shock, de espanto de serie B. Un epatar a base de garrafón, vamos.

Pero la muerte de estos dos niños en la mid-season finale también arrastra consecuencias morales para la trama. No es novedad que vayan cayendo personajes relevantes, pero sí es sintomático que los guionistas se limpien a los más íntegros/inocentes. De entre los buenos: Hershel y un bebé de pecho. Un tipo que se la había jugado para poder rescatar a media prisión de la (tediosa) infección que ha ejercido de arco argumental… y un churumbel que arrancaba sonrisas. Si a eso añadimos que los preadolescentes tienen más puntería que los tipos a los que matan, entonces, solo podemos hablar de nihilismo XXL. Ni rastro de esperanza. Ni asomo de redención. Ni una mínima luz al final del túnel. La nada más áspera. La nada más hueca.

Que sí, que es el apocalipsis y no tiene por qué ser fragante. Pero, si a un relato confuso, con problemas de ritmo, unos personajes planos y una estética chorreante le robamos la esperanza, ¿hasta qué punto el espectador querrá seguir regodeándose en el lodo? Porque los muertos no son suficiente para mantener el interés dramático. No a estas alturas del relato.

Lo que decía: el arrolador éxito de The Walking Dead es un misterio para mí.

22 Comentarios

  1. Ignasi

    Totalmente de acuerdo !!! Me he tragado toda la serie con la esperanza de que algún día nos llevarían a territorios dramáticamente inexplorados o, al menos, que de pronto se abriría alguna escotilla mágica, pero nada de nada.

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  2. Mikel

    Creo que la falta de foco se debe precisamente al cambio permanente de showrunner y al terrible miedo de transponer literalmente el cómic (esto supondría perder el factor sorpresa). Lo que más sorprende es que no sean capaces de crear una estructura mínimamente coherente: el arco argumental del gobernador es un claro ejemplo de cómo desaprovechar una historia con un franco potencial y un personaje maravilloso, por ser la \”sombra\” del antagonista. Qué pena no poder haber disfrutado de la evolución paralela de ambos personajes (y \”civilizaciones\”) de una manera más equitativa y compleja hasta su -trágico- enfrentamiento, pero no se atreven.
    Otra curiosidad es que sólo se molestan en dibujar mínimamente un personaje cuando su muerte es inminente, de hecho, es fácil adivinar quién va a ser la próxima víctima. Pena.
    No entiendo cómo se puede derrochar tanto dinero y talento en guiones tan pobres y estúpidos. Me recuerda un poco a la sinvergoncería de la última temporada de Dexter y a esa basura llamada Prometheus.

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  3. Alex

    Lo de la muerte del bebé y el ataque a la prision esta sacado del comic tal cual, de todas maneras en el comic no tenian ningun remilgo con la brutalidad de los acontecimientos, la serie comparada con el comic parece para niños.

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  4. Salvador

    No sabes a lo que te metes, Kirkman no perdona, el cómic es mas cruel y ahora que se acabo la prisión esperemos vengan mejores tramas.

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  5. luisl

    Como dice el comentario de arriba, el comic es mucho mas cruel. Igual ahora mismo te puedo asegurar que el bebe no murió, alguien lo salvo.

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  6. AlbertoNahum

    Sé, tanto por lo que leí yo del cómic por lo que me cuenta un amigo fanático de Kirkman, que los libros son durísimos. Por eso mi razonamiento: ese cómic no ha tenido el alcance de la serie, el cómic sigue siendo aún un producto de nicho, mientras que la serie, con esos números, lo rebasa. No me extraña que los cómics tenga éxito entre el nicho de lectores de cómic, lo que me sorprende es que una serie así tenga tantos espectadores.

    Luego, además, hay un asunto que sería muy largo (y que ni siquiera tengo claro del todo): la violencia explícita en lo audiovisual, a todo color y con movimiento y actores humanos, es mucho más insoportable que en las viñetas. Pero, como digo, esto tendría que trabajarlo algo más.

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  7. Alberto Nahum

    Alguien más me ha sugerido que no murió. Entonces, me parece aún más \”sensacionalista\” la jugada… y tramposa. Damos todos los indicios de que ha muerto (la silla ensangrentada, papá y hermano llorando) para luego, dentro de tres meses, sacarnos un conejo de la chistera que no ha habido manera de ver ahora entre líneas (es decir, no hay indicios de que siga vivo, no vemos a ningún personaje que, siquiera elípticamente, nos permita asumir eso).

    Me parecería más pobre que siguiera con vida.

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  8. yanina

    Típico comentario de los que leen los comics book(y ojo que yo los leo). En comparación obviamente la serie es quizás inferior, pero aun asi la miras y miraras cada capitulo hasta que acabe. Quizás un sentimiento de superioridad solo porque lees el comic? Eso no te permite mirar la serie objetivamente. Hay cosas que pueden quedar bien en el papel pero llevarlas a la pantalla con actores de verdad es muy distinto. No se olviden que personajes como Dyrel Dixon, Merle y otros cobraron una gran importancia en la serie aun sin existir en el comic, dandole originalidad y, sobre todo, un lado mas humano que atrapa un publico mas extenso. Si fuera solo crueldad pocos lo mirarian y la serie no sobreviviria.

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  9. Iván-Marbella

    Muy bueno Alberto! Yo he descubierto la serie este octubre y he visto las cuatro temporadas seguidas. Si te soy sincero, me está gustando mucho y veo más cosas positivas y que enganchan, que negativas. Como tú, me ha parecido reiterativos los primeros capítulos de la 2T y la granja, y de esta parte primera de la T4 y la cárcel. También me parecen demasiado desagradables algunos pasajes de decapitados y tripas por los suelos…Sin alguna de esas salvajadas, ganaría más la serie (y la podría ver con mi esposa, jjajajaj). Aún así, hasta las peores partes y más reiterativas las veo de notable (a lo mejor es por el cariño y la empatia que se tiene con los personajes, como en Lost). Yo creo que la bebé no ha muerto…Me parece evidente, sobre todo porque no la iban a dejar sola nunca y menos en el suelo. Además es demasiado cruel. Un fuerte abrazo y gracias por tus críticas.

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  10. Jorge

    El problema de The Walking Dead es que ha querido siempre mantenerse lejos de los cómics. Bueno, no siempre. En la primera temporada eran fieles al desarrollo de la historia pero con la eliminación, poco a poco, de personajes esenciales en la historia dibujada han ido perdiendo fuerza y sentido las acciones de los demás. El Rick de las viñetas es un ser más solitario, desgarrado, desgraciado y justo que el insípido protagonista de la serie. No lo recuerdo yo cuidando un huerto.

    Fruto de esa separación de los cómics, los guionistas no han encontrado una manera de crear una historia que mantenga la misma fuerza que la creada por Kirkman en un primer momento. Atrapados en la cárcel (casi la mitad de la serie se la han pasado allí) han dado vueltas, como dice Alberto, sobre las mismas historias una y otra vez. No existen esos roces, traiciones y emparejamientos de unos abandonados personajes en medio de la nada.

    Además, y en esto coincido con otros comentarios, la serie peca de infantil si la comparamos con las escenas violentas del cómic. La muerte de Judith (¿le da tiempo a tener un nombre en la historia?) es mucho más dura y sangrienta que la aquí planteada. El tiroteo en la prisión, que han rescatado en esta midseason cuando debía haber sido el final de la pasada temporada, es un asedio en toda regla en la que se produce una auténtica carnicería y una limpieza del grupo de aúpa. Y asi con muchas cosas.

    Empecé ilusionado por ver cómo se trasladaban a la pantalla las ideas de Kirkman. Me pasa lo mismo que con Juego de Tronos, aunque su desarrollo ya sé cómo tiene que darse y qué ha de suceder, el lenguaje televisivo no se parece en nada al del cómic. No soy tan purista como para no perdonar ciertos cambios y alteraciones por el bien del discurso de la historia pero no puedo permitir que se altere una historia que sobre el papel funciona bien (ojo, que también tiene sus fallos) a una historia sin alma que se ha vuelto ramplona y que desaprovecha capítulo tras capítulo las características únicas de cada uno de los personajes.

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  11. Javier

    Comparando cómic y serie, la primera gana de largo. Excepto Daryl, Carol y Merle, todo lo demás es superior en el cómic. De hecho, han destrozado un personaje como el Gobernador (auténtico psicópata en el cómic).

    Pero ahora tiene su oportunidad de redimirse la serie. El cómic flojea a partir de la cárcel con lo que las oportunidades de superarlo se multiplican.

    Y el bebé ha de estar muerto. Eso o esto es una estafa.

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  12. Alex

    El bebé esta muerto, lo que pasa que en la serie no se atreven a poner el cadaver, no hay que buscarle mas sentido a que el carro este vacio, aunque reconozco que series de este tipo son de esas en las que un personaje recibe un escopetazo a bocajarro y en el siguiente episodio sobrevive como por arte de magia…

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  13. Eli

    Es una serie entretenida a la que yo no le pido mucho tampoco. La sigo y es muy adictiva (me vi la segunda y tercera temporada de una sentada) entonces me puse a leer el comic mucho despues de empezar la serie y bueno el paralelismo es inevitable. A mi los dos productos me gustan xD

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  14. Antonio Rodilla

    Estoy de acuerdo, Alberto, he visto esta temporada más por inercia que por enganche. Como es tarde, sólo comentaré lo del bebé: no sé si está o no muerto. Lo primero que pensé es que no lo estaba, pero fueron los protagonistas, Rick y su hijo, con sus reacciones, los que me convencieron de que sí. Y aún así tengo mis dudas. El motivo es sencillo: el bebé no podría haberse alejado, ni siquiera haber salido de su silla. Su cuerpo zombie debería estar allí. Pero claro, es muy posible que eso hubiera sido demasiado gore para la televisión. Imaginad, por un momento, a Rick metiendo un balazo en la cabeza a su hija de meses. Por eso, probablemente, habrán decidido enseñarnos una silla ensangrentada y no un cuerpo de unos pocos meses. Sin embargo, no haberlo mostrado les permite salvarlo si les place.

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  15. M. Masso

    A mí me gustó. Entiendo lo que dices en el post y habrá que ver cómo evolucionan los personajes después de tamaños acontecimientos. Pero creo que el mal, el cinismo, la imposibilidad de redención, la representa el gobernador, que es finalmente abatido. Los de la cárcel siguen conservando una humanidad -que de nuevo vuelve a ser puesta a prueba- que es la que les hace pensar incluso en llegar a poder vivir juntos. El gobernador, ciertamente, parece que pudiera reformarse y luego resulta que no. Bueno. Pero eso no quita que todos puedan hacer un juicio sobre tal postura -como hace su novieta- y entender que eso es perverso y que aún sin esperanza, el corazón pide apostar por el bien, aunque otra vez todo parezca caer.

    Sí que es verdad que matar al bebé -esperanza de vida, de bondad…- y a Hershell -el faro moral como ya lo fue Dale- parece que ejecute la capacidad de seguir viviendo dignamente de los personajes. Pero hay algo inalterable: su deseo de bien. Todos pueden darse cuenta, aunque luchen cada uno en su bando, de que lo que propone Rick es más correspondiente que lo que propone el gobernador (mentiras mediante). Así que yo aún albergo esperanza y curiosidad, por ver cómo se las arreglarán después de esto.

    A otro nivel, pero no con menor interés me parece muy interesante cómo el mal obra: por un lado se ve cómo hay que reducir a la persona, objetivizarla de una forma ideológica para que sea disponible según lógicas de poder -más fuerte contra más débil, sin importar la verdad, el valor de la vida-. Así el gobernador debe tirar de la mentira y decir que no son personas, sino asesinos, para quitar todo atisbo de humanidad que pudiera poner en duda la moral de sus esbirros. El otro ya no es la posibilidad de bien y vida -no meramente supervivencia-, sino que directamente es el enemigo, el que impide que yo me realice (aún cuando intenta revestir este argumento bajo su preferencia por la niña y su madre). Es una curiosa inversión del argumento no exenta de contradicción, y por tanto, falsa. Se ve nuevamente que si se quita lo trascendente es imposible sostener el bien, la moral, la justicia, el deseo del corazón, hasta sus últimas consecuencias. Por ello, de nuevo los personajes han de hacer las cuentas con ello: o fiarse de lo que les dicta el corazón o pasarse al pragmatismo inmanente. Cierto que están dejados de la mano de Dios, antihéroes, que diría Jorge. Pero precisamente en esa frontera de lo humano (y sigo parafraseándole), es donde emergen con radicalidad todas estas preguntas que por igual nos interpelan a nosotros.

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