“Ahora duerme el pétalo carmesí; ahora el blanco” (Lord Tennyson)
Que la BBC se la juegue nunca ha sido noticia. Su sentido de lo público -y ese fair-play tan british que asegura la indepencia de la Auntie – le alienta constantemente a tomar riesgos que unas veces sacan el tiro por la culata (Outcasts) y otras dan en la diana, como ahora. No es que The Crimson Petal and the White me haya apasionado; se mueve en un género que rara vez despierta mi entusiasmo y, además, lo hace de forma descarnada. Pero, más allá de filias y fobias, admiro lo radical de una propuesta que convierte en virtudes las limitaciones del medio televisivo.
Dicho mal y pronto, esta adaptación de un novelón de Michael Faber, editado en España por Anagrama, supone el reverso de Pretty Woman. El cuento de hadas de la prostituta redimida –Cenicienta, al fin y al cabo- deja paso a una historia dura, muy explícita, asfixiante en ciertos pasajes, que trastoca los valores estéticos y morales del melodrama victoriano.
Como recoge la excelente crítica de Alberto Rey, The Crimson Petal and the White destaca por lo arriesgado de su mirada. Este cuento de “amor, lujuria, deseo y venganza” transmite una visión decadente, onírica y enfermiza, muy acentuada por un uso de la música y el sonido que la emparenta con los universos de Cronenberg o Aronofsky.
En general, toda la estampa visual queda cuidadísima. Propone una extraña mezcla, hipnótica a ratos, que combina el aire poético -idealizado- de unos campos de lavanda, un sucio realismo de alcoba -sobaquero- y unos bajos fondos -pútridos- que ya podría haber pintado el mismísimo Dickens. Con contemplar el virtuosismo de la secuencia inicial, cualquiera se hace una idea de qué estamos hablando:
Este brebaje estético revela una serie valiente en lo formal, que juega sus cartas teniendo en cuenta la pesada digestión de los temas que el relato pone sobre el tapete. Es una historia circular llena de pasión, enfermedad y odio; un cuento de hadas que acaba convertido en relato de terror. En la consecución de ese ambiente de belleza insana, los actores juegan un papel crucial. Hay un personaje desquiciado a lo largo de todo el relato (excelente Amanda Hale), una afeada Gillian Anderson como la viscosa Mrs. Castaway y, sobre todo, una matizada Romola Garai (Sugar), cuya mirada oscila entre el triunfo, la dignidad, la compasión y el miedo. Muchos de los momentos más perturbadores de las 4 horas de metraje se condensan en su rostro, especialmente en el descenso a los infiernos del último tramo (¡ay, el agua caliente!).
Pero la mayor sorpresa la da Chris O’Dowd… y no solo por aparecer como Dios lo trajo al mundo. No se puede explicar mejor la proverbial versatilidad de los actores ingleses que con este cambio de registro del tercio de The IT Crowd. No imaginaba esta faceta dramática, incluso sádica. Su egoísta y abrasivo Mr. Rackham está muy bien interpretado, aunque como personaje resulte lo más flojo de la serie. Quizá me perdí algo, pero no termino de explicarme bien sus motivaciones para ejercer como un discapacitado emocional tan tonto; también puede que ser adolescente a los cuarenta forme parte de las convenciones del género…
Así que The Crimson Petal and the White ni quiere ni puede gustar a todo el público. Lo avisa la propia Sugar en su melódico monólogo interior: “Si te atreves a entrar a este mundo, mejor que te andes con cuidado”. Porque todos los pétalos están ya marchitos.
Jaina
Rackham llega a provocar tanto rechazo que por momentos deseas que se hagan realidad las fantasías de Sugar. Desde luego, no es un Richard Gere de la vida.La diferencia con el cuento de hadas es que sabes que desde el principio aquello va a acabar bien, pero esto tiene impresa la tragedia desde el primer momento. No sé si podría calificar la historia de Sugar de búsqueda de la rendención, sino más bien de liberación, aunque al final la consigue por una vía completamente distinta a la que había planeado. La pobre Angnes no estaba tan equivocada de calificarla de ángel, después de todo.A mí me ha encantado esa mezcla de visceralidad y naturalismo (véase, los sobacos, los momentos vacenilla, etc, etc) sin sacrificar por ello la elegancia. Y la Garai, vaya mina de actriz.Quizá eché de menos que explicaran el tema del hermano y Miss Fox, pero en general ha sido toda una experiencia.
Laura
A mí me ha encantado. Coincido con Jaina en que la parte de "cuento de Hadas" no aparece por ningún lado. El personaje de Lord Rackham es un gilipollas durante las cuatro horas, sólo se envalentona gracias a Sugar, a sus ideas y a sus consejos. Y es cuando otra mujer se interesa por él cuando decide darle carril a la pobre Sugar.
Fernando Hugo Rodrigo
Pues otra serie que me anoto. Ya le había leído cosas a MissMcguffin. ¿En serio crees que Outcasts les ha salido tan mal? A mí no me volvió loco, pero había aspectos interesantes.O será que ya estoy tan metido en las series que me gusta todo. Oh, no, esperen, que Games of Thrones ya me está aburriendo a lo grande…
B
No tenía ni idea de que habían hecho serie del libro, estoy completamente desinformada. Tras tu crítica es posible que le echeun ojo, porque el libro, que si no lo has leído te lo recomiendo, es estupendo. Opresivo, salvaje, inmoral e incluso desagradable en muchas ocasiones, pero estupendo. Aunque el poder recaerá, supongo, en Sugar, tengo bastante curiosidad cómo se ha tratado el personaje de la esposa de Rackham. Para mí fue el más sorprendente del libro.