, archivado en Dates ,

“El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse”, escribió Albert Camus.

Esta aparente paradoja bombea el corazón de Dates, la nueva boutique abierta por Bryan Elsey (el creador de Skins) en la Channel 4 británica. La primera temporada se compone de 9 capítulos de 20 minutos, cada uno consagrado a una primera cita… de parejas que se conocen por webs online.

Contaba Adri en ¡Vaya Tele! que la serie forma parte de una campaña por tierra, mar y aire que se agrupa bajo la etiqueta de “Mating Season” (temporada de uniones): hay documentales, realities y esta innovadora ficción de nueve capítulos que concluyó el jueves.

Dates wallpaper

Ignoro cómo resultarán el resto de Cupidos, pero está claro que Dates da en la diana. Porque ofrece una propuesta de trago corto, que se bebe de un tirón; un manojo de historias íntimas e intimistas, que parten de una premisa sentimental simple pero dramáticamente muy efectiva: “Modern Dating. It’s complicated”. Esto es: el amor es ciego y el compromiso -salir del yo- un huerto.

Con esos mimbres tan escuetos la serie funciona, en primer lugar, por su audacia narrativa. El concepto estira, una vez más, las posibilidades del relato televisivo. Constituye un híbrido inédito entre las tres grandes posibilidades que ofrece el medio: el relato serial, el capítulo autoconclusivo y la antología. Es decir, se mantiene una ligera continuidad en las historias de fondo de algunos personajes (Mia, David, Jenny), hay conflictos que se abren y se cierran en cada capítulo (las citas propiamente dichas) y, por último, se da esa variación constante de escenarios y personajes que caracteriza a la antología televisiva (piensen en productos como Alfred Hitchcock presenta o Black Mirror, para que nos entendamos).

En segundo lugar, funciona la escritura de los personajes. En los inicios, todos se amoldan al cliché; lógico, es la imagen que quieren proyectar para impresionar a su cita. Sin embargo, hacia el minuto 10 el espejo ha dejado paso al humano: seres hambrientos de cariño que, como anticipaba la cita de Camus, también andan huérfanos de autoestima. Al final, todo quisqui asoma sus heridas y buena parte de los arcos de transformación de los personajes recurrentes tienen que ver con una autoaceptación que, si acaso, les habilitará para querer y ser queridos. Poco más. Porque ninguno está soltero por casualidad, al contrario, todos andan peleando contra sus complejos, sus sueños, sus secretos, sus obsesiones y su propio pasado.

Este background emocional que va desvelando cada personaje conforme avanzan las copas y la conversación hace que los personajes adquieran grosor (*). Vida. Todas las heridas dejan cicatriz, aunque no sea física. Por eso cada capítulo se convierte rápido en un pugilato emocional donde un mal gancho te puede llevar de la cama a la lona. O viceversa.

(*) Espoilers: incluso el tipo que parece más plano de todos, el bobalicón de Callum, logra ganarse el respeto de la audiencia al ayudar a Erica a “liberarse”. Es evidente que no será un buen amante, pero sí un buen amigo. Una “humanización” similar -extendida a lo largo de tres episodios- ocurre con la gélida Mia (que acaba bajando sus defensas de mujer fatal) o el exitoso Stephen (al fin y al cabo, un tipo más solo que la una, incapaz de soportarse, como evidencia su deliciosa impostura del 1.7. o la última llamada de la season finale).

Con buen ojo, los creadores han desplegado un abanico lo suficientemente amplio para poder jugar al tetris amoroso sin repetirse: hay corazones de toda clase, edad, raza y orientación sexual; hay personajes golfos, mentirosos, ingenuos, cleptómanos… Lo mejor de Dates es que, realmente, cada cita es un universo. Cada perfil humano está dibujado con tanta precisión y aristas, que basta con sentarse a ver cómo el emparejamiento de E-Darling hace el resto del trabajo. Unas veces con happy-end y otras con patada en el culo. La vida.

Dates channel 4

Es una serie pequeñita, con estupendos actores y una extraña mezcla de amargura, compasión, humor y redención. Merece la pena. Aunque solo sea para recordar, con Shakespeare, que “el amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”.

9 Comentarios

  1. Dids

    Me ha parecido una lección sincera de lo que supone relacionarse, la honestidad de esta historia radica en esa máscara que va desapareciendo poco a poco, delante de nuestros ojos.

    ¿Realmente llegamos a conocer a los demás, o incluso a nosotros mismos, completamente? Todos somos extraños y esta belleza embotellada en pequeñas dosis nos ofrece la libertad de liberarnos ante el verdadero extraño.

    Ha sido un estupendo ejercido real de emoción y verdad.

    Un saludo^^

    Responder
  2. Rube

    El episodio 1×06 de Erica y Callum me parece de lo más divertido que se ha podido ver este año. Sencillamente magistral.

    Responder
  3. carlos risu

    ¡Qué bonito te ha quedado! A mi la serie me provoca la misma extraña ternura de Skins pero en adulto. Mejor aún, es de esa extraña categoría de series que te dejan \”algo mejor\” después. Porque siempre que vemos series estamos solos y buscamos quién nos entienda ¿o no?

    Responder
  4. Seriálicos Anónimos

    A mí me ha gustado, me ha entretenido y, sobre todo, (aunque me tachen de muy cursi) ha evidenciado más la suerte que tengo en el amor…
    🙂 S.A.

    Responder
  5. AlbertoNahum

    DIDS: Es que ahí se dirige el corazón de la serie: a enfatizar que las relaciones amorosas son muy, muy complicadas precisamente por la dificultad de conocer al otro, je.

    RUBE: Y mira que cuando empieza, uno piensa que vaya pareja más coñazo. Y, en efecto, le dan la vuelta de manera magistral.

    RISU: Yo es que las veo siempre con mi esposa 🙂

    SERIÁLICOS: Cursi.

    Responder
  6. Pepe Paco

    Siento ser el que viene aquí corrigiendo al autor, pero \”Mating season\” en español es \”temporada de apareamiento\”, la época del año en la que algunos animales se aparean.

    Responder
  7. AlbertoNahum

    Lo sabía, pero gracias por el apunte, Pepe Paco. Intenté adaptar la frase a un entorno humano, por aquello de que el \”apareamiento\” se suele emplear en el entorno animal y se me quedaba algo raro.

    Responder

Trackbacks/Pingbacks

  1.  Bitacoras.com
  2.  Desde este otro lado » El amor (cómo no)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *