, archivado en Dexter ,

En el ejercicio de la crítica, lo fácil es sacar colmillo y ajustar cuentas con garbo y mala leche. La desastrosa temporada final de Dexter, admitámoslo, pone en bandeja el despelleje. Una historia más cerca de la autoparodia que de cualquier emoción minímamente genuina.

Sin embargo, hace tiempo me propuse que las críticas negativas debían no solo estar bien trabajadas, sino carentes de aspavientos y boyerismos. Al fin y al cabo, escribir una reseñita desde aquí es muy fácil. Defiendo el papel de la crítica en la cultura popular, pero me suele molestar la facilidad para destrozar el trabajo de otros con cuatro porrazos al teclado y muchos signos de exclamación. Yo también he cometido ese pecado.

Pero el mundo es más complejo.

dexter_final_season_8-1920x1080(Espoilers de toda la serie)

Puesta la venda, inspeccionemos la herida.

Ignoro los vaivenes de producción (*), pero estoy seguro de que las mentes pensantes de las últimas temporadas no son las del inicio de Dexter. El momento crucial, como todo el mundo sabe, llegó con aquella bañera ensangrentada donde yacía Rita. Desde entonces, todo anduvo cuesta abajo. Sin frenos. Por una sencilla razón: Dexter, la serie, no se atrevió a afrontar las consecuencias de sus actos. Condujo la trama a un punto de no retorno… y luego se empeñó en volver a la casilla de salida y, lo que es peor, borrar las huellas del viaje.

(*) Lo habitual en estos casos es hacer una enmienda a la totalidad y cebarse con el sistema, echarle la culpa al dinero, oshea, al neoliberalismo y tal. Con sus variaciones, la queja sería: “¡Si los productores no quisieran tanta pasta y respetaran más el valor artístico…!”. Bullshit. Este mismo sistema de mercado, capitalista, es el que ha permitido con su feroz y fértil competencia estos 15 años de maravillosa televisión, desde la televisión de pago que produce The Wire hasta la repleta de publicidad que emite The Good Wife. Lo comido por lo servido; no se me dejen ganar por el fast-food intelectual.

“Desde que terminó The Shield, me cuesta encontrar una serie más sólida que Dexter“, escribía allá por diciembre de 2009, aún en estado de shock por la perversidad de Trinity. La quinta temporada, sin embargo, adoptó una actitud más funcionarial mientras que la sexta compitió con esta última en despropósito y momentos de vergüenza ajena. Todo lo allí escrito vale hoy: “El Dexter actual está a muchas millas del delicioso serial-killer de las cuatro primeras temporadas. Es lógico, por supuesto, que un personaje evolucione; no lo es que pegue un giro de 180 grados y siga como si nada. En estos 12 capítulos hemos visto un Dexter desquiciado, vengativo, enamoradizo, descuidado, existencialista y confuso. Vamos, que le pones en Anatomía de Grey y no desentona. Un tipo así, ¿por qué sigue teniendo hambre de sangre? ¿Para qué necesita el código de Harry? Lo que realmente reclama este chico es una baby shower o una noche de pijamas con sus amigas, qué narices.”

En el fondo, más que pereza, el declive de una serie así me produce una enorme pena. Melancolía, incluso, en comparación con la portentosa despedida de Breaking Bad. Porque Dexter ha dinamitado, a pesar de la leve mejoría de su séptima entrega, cualquier afán de posteridad; dentro de un par de años nadie hablará aquel serial-killer irónico, con una voz en off juguetona, que era capaz de poner al espectador entre la espada y la pared, esto es, entre la legalidad y la justicia.

Esto hace daño, además, a la imagen de marca de la cadena. Si Showtime quiere seguir arañando cuota premium, debería mimar más sus historias, ésas que el espectador no podría encontrar en otros canales. El melodrama sensacionalista de estos 12 capítulos ha tenido pocos elementos diferenciales. Todo ha quedado forzado: el relato, las emociones finales, los conflictos familiares, psicológicos y, ay, amorosos…

¡Hasta los cromas han dado sensación de descuido estético y ganas de pasar rápido a otra cosa, mariposa!

En cada capítulo el espectador se topaba con tres o cuatro elementos que le sacaban de la historia con un pffff. Elementos gratuitos a tutiplén, personajes y situaciones que surgían de la nada. Hemorragia de deus ex machina (**). Por ejemplo, la doctora Vogel, un elemento central en la trama de esta temporada, jamás había asomado la patita antes. ¡Y resulta que era poco menos que la doctora Frankenstein para el chavalín con hambre de sangre! ¿Una vuelta de tuerca? Sí: su hijo es el nuevo asesino en serie que aterroriza la ciudad (y qué rocambolesco lo de su hermano y el psiquiátrico, oye). En este sentido, hay que hacer notar lo patoso que se ha vuelto Dexter Morgan como vigilante nocturno: el tarado se le escapa una y otra vez, degüella a Vogel, hiere a su hermana… y luego resulta tan patoso que se deja coger a las primeras de cambio por Batista, en el hospital, para dejarse matar con un boli. ¡¡Un boli!!

(**) En algún momento le comenté a mi esposa: “¿y si los guionistas son tan listos que nos están tomando el pelo y, en realidad, Dexter es una comedia, un giro chanante?”. Solo me respondieron sus ronquidos… de aburrimiento.

Decía que no quería hacer sangre, pero es que cada capítulo supura detalles así. Seguro que alguien se anima a hacer inventario. Yo solo recordaré los más cómicos o abracadabrantes. Me hizo especial gracia lo de emplear una cortina como lanza, el accidente de Harrison en la máquina de correr, la facilidad para cerrar un aeropuerto como el de Miami por una mochila en el suelo o los efectos balsámicos de un huracán: lo mismo te llevas un cadáver al hombro (¡¡y en lancha!!) que sales indemne de una tormenta épica.

Por no hablar de líneas argumentales que brotaban de forma ortopédica: la hija de Masuka, los amoríos de Quinn, la faceta maternal de Hannah McKay, la súbita complicidad de Debra con Argentina

Aún así, lo que más desazón me causó fue la “victoria” de Dexter. Durante las primeras temporadas, una de las fuerzas motrices del argumento era la de su identidad secreta. Este año parecía que había dos equipos en el partido: los que sabían que era un serial killer (McKay, Vogel, Debra) y los que no (el resto). El problema es que nunca han jugado en el mismo terreno de juego. El descubrimiento de la verdadera identidad de Dexter -con todo lo que ello conlleva: el carnicero de la bahía, Doakes, Laguerta, el asesino del camión de hielo, etc.- no ha generado ninguna tensión dramática.

En los últimos años ha habido series que han ganado enteros con un cierre a la altura, engrandeciendo su leyenda (The Shield, Friday Night Lights, Southland) mientras que otras se han arruinado en las últimas vueltas (Rescue Me, Entourage). Dexter se ha “ganado” el honor de liderar este último grupo.

Una pena que una serie tan brillante se haya desangrado de forma tan escandalosa.

21 Comentarios

  1. Poliptoton

    Hombre, hombre, si hay que hacer inventario chanante, no hay NADA que pueda superar al software de reconocimiento facial de Dexter, para mí el gran momento de la temporada. Yo el último capítulo lo vi como un homenaje a \”Sharknado\” y me pareció muy coherente.

    Y por decir un par de palabras medio serias, Alberto: la victoria de Dexter no puede causar desazón porque ya todo daba igual, porque la serie hace años que se zumbó a la ética, un aspecto que, mejor o peor, sí cuidaba en sus primeras temporadas. El hecho de que el protagonista matara gente hacía mucho que no importaba: \”Dexter\” era una sitcom donde el protagonista, en vez de ser bombero u oficinista, era asesino. Y eso la convertía en, quizá, la serie más inmoral de la actualidad.

    Responder
  2. Juanjo

    Es que \”Dexter\” acabó con Rita yacente en aquella bañera, con Harrison llorando y Dexter estupefacto al ver esa estampa (con todo lo que ello acarrea, dado su pasado). Ése es el final; no sé de qué otro final habláis.

    Responder
  3. Javier

    De todos los antihéroes que han poblado el panorama televisivo seriado, a mi juicio, el \”menos\” interesante era Dexter: de ninguna de las maneras se puede empatizar con él porque, sencillamente, un psicópata no entiende de esas cosas. Y quien consiga vibrar en la misma onda que él, que se lo haga mirar.

    Si él necesitó el \”Código de Harry\” para justificar sus actos, ¿qué podíamos necesitar nosotros para justificarle? Dexter no mata por Justicia, no hay un bien moral superior que él persiga. Dexter mata porque es su naturaleza (su Dark Passenger) y decide a quién matar porque así ha sido entrenado.

    Cada temporada de Dexter nos ha traído algo que le faltaba y contra lo que se enfrentaba. Una manera de descubrir, por eliminación, que él no tiene remedio. ¿Por qué no lo tiene? Porque es un psicópata. El \”Código de Harry\” sirvió para hacerle creer que podía haber alguna guía moral a la que aferrarse pero, temporada tras temporada, se vio que no la había.

    Dexter merecía morir… o, al menos, merecía quedarse con la duda de si Harrison no se convertiría en otro \”Harry\’s son\” por \”culpa\” de ese Dexter del futuro que era Trinity.

    Responder
  4. Mobius87 (@Mobius87)

    \”Ignoro los vaivenes de producción (*), pero estoy seguro de que las mentes pensantes de las últimas temporadas no son las del inicio de Dexter. El momento crucial, como todo el mundo sabe, llegó con aquella bañera ensangrentada donde yacía Rita. Desde entonces, todo anduvo cuesta abajo. Sin frenos.\”

    Pues justo el showrunner original dejó la serie al final de la cuarta temporada, y desde entonces ha habido dos showrunners más. Que coincidencias…. NO.

    Y no lo has mencionado, pero yo desde que leí en el final que tenía pensado wl showrunner original no dejo de pensar que hubiese sido perfecto. Acompañado de una buena temporada final obviamente (con Dexter al descubierto).
    http://www.spoilertv.com/2013/09/dexter-how-original-showrunner-clyde.html?showComment=1380031657947

    Responder
  5. NacHH

    No entiendo como no aparece \”The Dark Passanger\” diciendo TE LO DIJE cuando se enterea que saxon escapo y le epgo un tiro a Debra causandole la muerte :S:S:S:S

    NO ENTIENDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    Responder
  6. Javi

    Después del final de la séptima temporada creí que habían apostado por huir hacia delante y asumir las consecuencias que parecían inevitables. Pero otra vez el volver a empezar como si nada hubiera cambiado para este final también me da lástima. La verdad es que le había cogido cariño a Dexter.

    Buena reseña Alberto.

    Responder
  7. sturmj81

    Totalmente de acuerdo Alberto, esta temporada ha sido casi una parodia con un guion flojísimo y un final decepcionante, además para mi Dexter como amoral tenia que haber pagado y haber perdido todo o morir ejecutado como decía un showrunner anterior, después de Trinity todo ha sido trillado y manido, perdiendo toda su fuerza y ese dilema entre si queremos o no a nuestro psicópata favorito.

    Responder
  8. Maxi

    Los últimos 3 capítulos de Dexter los vi adelantado escenas para no morir de verguenza ajena, y fui uno de los tantos fans incondicionales en algún momento.
    De verdad que no me entra en la cabeza como dejaron escapar la oportunidad de ver a Dexter escapando (o al menos con la soga al cuello) de las autoridades, algo así como la segunda (para mí, la mejor temporada, pues considero y recuerdo muchos palos a la 4º que fueron olvidados por su tremendo final).

    En fin, un desastre total.

    Responder
  9. carlos risu

    Acabar Dexter y Breaking Bad a la vez es un guiño del destino. Es como si al burro de Buridán se le aparece un ángel: Las dos a la vez te mueres. Y poco más.

    Responder
  10. carlos risu

    PD: UN amigo fan de Dexter me señala lo siguiente sobre el final: \”es que es simbólico\”. Acabáramos, Lina Morgan. Hay un antes y un después de los finales de BB y Dexter. No sois conscientes.

    Responder
  11. Javier

    Es muy común la opinión de que Dexter pega un bajón de calidad a partir de la quinta, pero para mi la tercera es la peor.

    Responder
  12. Sabrina

    No estoy de acuerdo para nada porque por mas guionistas que tenga la serie la historia tiene que estar de acuerdo a los libros. Eso sucede siempre, no voy a mentir yo realmente no los lei pero supongo que deben tener ese final. Y particularmente a mi me encantó el final. Era el final que se merecía. Unas de las mejores seies termino como debía.
    Saludos.

    Responder
  13. prax

    El problema es que Dexter nunca ha sido tan buena. ¡Cómo me alegro de que el tiempo la haya puesto en su sitio! El fandom tiene idealizado el pasado de esta serie por esa supuesta fantástica 4ª temporada. A partir de ahí, todo cae en picado, pero es que hay muchísima gente que defiende que la 3ª también fue bastante mala. Yo he visto la 1ª y la 2ª, que no pasan de mediocres.

    El personaje principal era plano, martilleado por una voz en off repetitiva e inerte, falto de carisma; no es especialmente inteligente, tampoco tiene cualidades que inspiren admiración. Es una persona sin rasgos especialmente distintivos salvo que por la noche se dedica a perseguir villanos. Vaya novedad. Esto se había visto ya miles de veces, lo que pasa es que se revistió con un toque oscuro y solemne y la gente lo compró. Los secundarios son terribles, mal trabajados, irritantes… Y las tramas eje tampoco son nada del otro jueves: en la primera temporada se sabía quién era el malo desde el primer segundo en que hace acto de presencia y en la segunda estaba claro que no le iban a pillar.

    En fin, que me alegro mucho de que esta serie haya caído al fango al que pertenecía.

    Responder
  14. Seriálicos Anónimos

    Pufff!!! ¡Vaya despropósito de serie! No voy a perder tiempo ni en comentarla. Tenían que haber acabado poco después de la muerte de Rita, hasta ahí brillante, el resto…¡basura! Hasta coges manía a los protagonistas, ¡¿pero dónde se ha visto eso?! Muy mala, gran decepción, DESPROPÓSITO TOTAL.

    S.A.

    Responder
  15. Juan Pablo

    No se bien qué pensar. Cuando empecé a ver esta octava temporada mi decepción fue inmediata. ¿Cómo es que un personaje tan importante como la Dra. Vogel aparece así de repente? Para más inri, si la serie ha ensayado distintas explicaciones y justificaciones del personaje (que si un vengador, que si un justiciero, que si un héroe de cómic, que si un niño traumado) ahora le añadimos la explicación psicológica que -para muchos en esta sociedad- pasa por ser la definitiva. Pero ¿realmente necesitamos tanta explicación?

    Por distintos avatares, no pude continuar la serie hasta ahora, con lo cual he tenido tiempo para reposarla y no ver su última temporada con la ansiedad del verano. Y no me ha parecido tan mala. Comparto con Alberto -y la mayoría de fans- que la cima de la cuarta es inalcanzable. Y que, desde ahí, el derrotero de la serie ha sido una cuesta abajo, con situaciones cada vez más inexplicables y rocambolescas: una hermana que no puede entrar en la policía porque si entra tendrá que perseguir a los mismos asesinos que su hermano el psicópata… es algo demasiado enrevesado.

    Ahora bien, francamente, no me molesta lo más mínimo el intento por \”humanizar\” y redimir al personaje de los últimos capítulos. De hecho, hasta le encuentro cierta belleza. La trampa de la serie ha sido siempre el vendernos que la gente no cambia, que si algo te marca eso es para siempre y demás. Y, ciertamente, quizá sea eso es lo que ocurre cuando domina en uno el auto-amor y la mirada extremadamente individualista: que uno se llega a creer que es perfecto como está y que son los demás quienes tienen que aceptarle. La humanidad de Dexter está presente en toda la serie a través de la relación con su hermana (y, en menor, medida con hijo). Pero que él mismo sea capaz de advertir que hay algo en él más fuerte que la necesidad de matar (a saber, la necesidad de amar) es un cambio admirable y emotivo. Hay algunos que podrán pensar que es pura moralina. Ok. Pero la serie no lo plantea en términos morales: Dexter no llega a decir \”lo que he hecho está mal\” sino \”hay algo en mi más fuerte que el pasajero oscuro\”.

    En su peculiar mundo (siente necesidad de amar, sí, pero… a otra asesina), y en su peculiar modo de ver las cosas, es un cambio posible y, diría yo, creíble, porque no rompe la perspectiva de primera individual y de primera persona que preside la serie. Hasta diría que el penúltimo episodio conecta directamente con el \”Blinded by the Light\” de la cuarta. Allí Dexter y su hermana se daban cuenta de lo patético que eran ellos mismos en su soterrado rechazo hacia los demás (\”ellos siempre están ahí [Anton, Rita, los niños]\” o, lo que es lo mismo, \”ellos\” me impiden hacer lo que me da la gana). Pero, en el 8×11 Dexter se despide del oscuro pasajero hablando de cómo su mundo ganó \”luz\” gracias a todas las personas que dejó que entraran en él. ¡Guau!

    Cierto. Los fallos están ahí. A todos los que señala Alberto y se añaden en los comentarios, yo pondría uno más. De la misma manera que en la 7ª fue una pena que eliminaran en poco tiempo al sicario gay, aquí me sorprendió lo rápido que desaparece Julian Sands, el marido de Hannah, un personaje que quizá podría haber dado mucho más juego.

    Las prisas, las ganas por terminar la serie, vaya usted a saber. \”Dexter\” no pasará a la historia de las Grandes Ficciones de nuestro tiempo, pero durante algunos años seguro que sí dará que hablar o qué escribir, si somos capaces de discutir con seriedad los equívocos antropológicos y los aciertos sociales de una serie tan fallida como sugerente.

    Responder

Trackbacks/Pingbacks

  1.  Bitacoras.com
  2.  Demasiado tarde para ‘Homeland’ | Diamantes en serie

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *