Al igual que hace un par de semanas, con Rubén Vinagre, aprovecho para traer aquí análisis de alumnos del curso online de crítica que estoy impartiendo en la Universidad de Navarra. Esta vez sube a cubierta Marta Lopera, con una crítica-repaso de los tres episodios emitidos hasta la fecha. ¡Para ir calentando la noche, hasta el 8.4.!
Winterfell (8×01)
El lema “Winter is coming” (en su traducción española, el invierno ya viene) nunca ha sido más acertado que en este primero y último episodio que ha despejado la octava temporada de Juego de Tronos (HBO, 2011-2019). El episodio titulado “Winterfell” pone nuevamente todas las fichas y figuras sobre el tablero, entrecruzando muchas de ellas que hacía bastante tiempo no “jugaban” entre sí. Alejándose de todo factor sorpresa y apelando a la nostalgia de la primera temporada, Juego de Tronos quiere sacar el pañuelo y provocar la lágrima del espectador cuando vemos el “esperado” re-encuentro de los Stark, liderado por Jon Nieve con Samwell Tarly y su familia: Sansa, Arya y Bran (aunque realmente es como si fuera la primera vez que “conoce” a Bran, puesto que este ya está en full mode como Cuervo de Tres Ojos). En este re-encuentro apreciamos una dirección fotográfica (puede que por la influencia de George Lucas, director ayudante en este episodio) muy bien trabajada, que nos introduce Winterfell como un paisaje familiar, dando la bienvenida a un gran desfile militar. La dirección de arte apuesta por entrenar a los extras para caminar y desfilar con paso militar, lo que permite una visión de la secuencia mucho más espectacular. Además, verlo desde la perspectiva de Ned Umber, es decir de un niño, no sólo nos permite acceder a la visión de la magnitud del ejercito que se acerca, sino que además muestra en él la misma ansiedad por verlo que la que va a vivir el propio espectador, haciendo de esto un juego estético muy poderoso. Además, aprovechándose de esta introducción, usarán a Umber para darnos uno de los mejores cierres, matándolo y colgándolo como un sangriento mandala, descuartizado, acompañado de algunas partes de cuerpos humanos mutilados en la pared, queriéndolo asociar a un mensaje del Rey de la Noche.
No obstante, el re-encuentro que acabó generando murmullo y una gran expectativa fue el de Theon y Yara Greyjoy. El primero logra su redención rescatando a su hermana y yendo a Winterfell a luchar con los Stark. Pero también el de Jaime y Bran. Y es que la propia culpable mirada de Jaime —no olvidemos que empujó a Bran por la Torre Quemada— nos recuerda que tiene muchas deudas y muchos “frenemies/archienemigos” fuera de la capital.
-Reinas en guerra: Sansa vs. Daenerys
Daenerys: “A tu hermana no le gusto”
Jon: “Si te hace sentir mejor, yo tampoco le agradaba antes”
Si algo animó las cosas en “Winterfell” fue el inesperado duelo entre Sansa y Daenerys. Este duelo de miradas de puro hielo tiene mucho sentido por cinco motivos: (1) Sansa piensa con la cabeza y no con el corazón. La hija heredera de los Stark declaró su autonomía personal de manera significativa. El Norte significa su independencia y Daenerys solo quiere conquistarlo y asumir ese control junto con todo lo que ha conquistado, arrasado y quemado desde que empezó la serie; (2) Starks vs. Targaryen, como bien se descubría en la temporada 7, el “rey loco”, es decir, el padre de Daenerys, asesinó horriblemente al abuelo y tío de los Stark; (3) basta ya con el “fandom” a Daenerys dentro y fuera de la narrativa. La Madre de los Dragones ha “hechizado” a todo el mundo convirtiéndose en una heroína; suerte que tenemos a Tarly y a Sansa para recordarnos algunos de sus no tan honorables actos. De hecho, al darle las gracias a Sam por salvar la vida de Jorah Mormont, recordamos que Danny es la responsable de la muerte de toda su familia. Es entonces cuando Sam nos presenta uno de los momentos más humanos de todo el episodio; (4) nuestra “querida” Khaleesi tiene compasión por las personas pero también mucha ambición de poder y sangre (siendo éste su talón de Aquiles) sobre todo en cuanto a los Lannisters se refiere, y particularmente de Cersei, (aunque en favor de Danny, ¿quién no quiere ver muerta a Cersei?); y (5) Jon Nieve aprendiendo sus verdaderos orígenes biológicos, a.k.a Aegon Targaryen, sería el legítimo heredero del Trono de Hierro y podría gobernar como Stark y como Targaryen (tanto por parte de su padre como de su madre, y por el reconocimiento de sus “hermanas”/primas). Al final va a parecer que Ygritte tenía razón todo este tiempo: “You know nothing, Jon Snow”. Sin embargo, esa falta de ambición personal y “amor” hacia Daenerys puede hacer que todo eso peligre. Y es que en ciertos momentos parecíamos estar frente a una comedia romántica al más puro estilo de The Notebook (Cassavetes, 2004) entre Danny y Jon —el mismísimo beso es visto de cerca por los ojos celosos de color fuego de Drogon (alerta memes) — y no en Juego de Tronos.
Jon: “Aquí hace frío para una chica del sur”
Daenerys: “Pues abrigad a vuestra reina”
-¿Y la capital?
El rol de Cersei, la perfecta villana, es un mero recordatorio para los espectadores de que ella tiene sus propios planes, apoyados por la Compañía Dorada —aún sin los elefantes que tanto quería — y Euron Greyjoy (que en su deseo de poder baja la guardia pierde a Yara). Por otra parte, nuestro entrañable Bronn conoce los planes que tiene la reina para él: matar a Jaime y Tyrion, en caso de que vuelvan vivos de Winterfell y ser recompensado con mucho oro por ello.
-Hilos sin atar
Probablemente sea lo menos relevante del episodio, pero para todos aquellos espectadores amantes y minuciosos surge una “pequeña” incoherencia narrativa en el episodio. ¿Nadie pregunta por Littlefinger? ¿O es que acaso todos recibieron el mensaje de su “despido sangrante”? No obstante, este capítulo resolvió la mayoría de los conflictos, cumplió al “emocionar” con los reencuentros y avanzó de forma eficaz la narración, aunque después de dos años de espera no ofreció nada que los espectadores no pudieran adivinar por sí mismos. Pero quizá no sea momento para la espectacularidad o la sorpresa, sino de dejarse llevar por el curso natural de la historia. Al fin y al cabo, no queda mucho tiempo, los caminantes blancos están llegando… y con ellos la muerte.
El caballero de los siete reinos (8×02)
El segundo capítulo de esta temporada, “El caballero de los siete reinos” (8×02), es probablemente el que más decepción generó entre los espectadores fieles de Juego de Tronos. Trata de ese impasse antes de la batalla contra los caminantes blancos. En otras palabras, no hay ningún toque de emoción que valga la pena y es que dar los últimos retoques a la estrategia del campo de batalla no invita precisamente al espectador a ver un episodio que se hace excesivamente largo y pausado. No obstante, sí que hay alguna que otra escena que evita nuestro bostezo y nos hace sonreír, presentándonos un rompecabezas que, a su vez, ofrece una de las escenas que algunos fans y medios se les ha pasado por alto. Es “La canción de Jenny”, cantada por el personaje de Pod (interpretada por Florence + The Machine), puesto que está basada en los libros de George R. R. Martin y que otros han convertido en una de las “fan theories” más interesantes hasta la fecha sobre el futuro de Danny y Jon. En resumen, la canción trata de Duncan —rey legítimo al trono— y Jenny Oldstones, una chica común. Duncan se casa con Jenny y renuncia a sus derechos al trono, pero finalmente muere en un gran incendio en Summerhall, un castillo de Targaryen. ¿Podría ser que Jon Nieve renunciara a su trono por amor y acabará muerto?
-Preparativos para la guerra definitiva
El segundo episodio deja claro que el siguiente va a ser la Gran Batalla, es decir, la guerra entre los vivos y los muertos. Por tanto, en cierta manera era de esperar que el segundo capítulo no tuviera mucha acción y se presentara como la calma antes de la tempestad. Por eso, Sansa y Daenerys en este episodio conceden una tregua a su duelo: no podemos hablar exactamente de “sororidad”, pero sí de algo similar, puesto que en Juego de Tronos el poder femenino ha sido uno de los ejes dramáticos de toda la serie. Bajo la mirada de Danny, Jaime y Tyrion Lannister son examinados. El primero por quién es y el segundo por dejarse engañar por su hermana. Además, Jaime confirmará el embarazo de Cersei. Este hijo/a no estuvo contemplado en su “profecía”. ¿Significará nuevos problemas? El caballero de los siete reinos será un capítulo usado para despedirnos de todos nuestros queridos personajes. Y es que si Juego de Tronos hace algo bien, es que sabe matar a sus personajes. R.I.P. Ned Stark. Mientras todos lucharán, Tyrion y Sansa se quedarán en la cripta con los niños y muchas de las mujeres, Lyanna Mormont y Jorah lucharán en la batalla. Gusano Gris y Missandei se despedirán tiernamente —Juego de Tronos no deja de ser una telenovela medieval—. En otras palabras, la relevancia en esta entrega viene determinada por el perfil de cada personaje, el verdadero carácter de cada uno de ellos, y es que es la última noche de todos nuestros personajes, familias y casas juntas, y veremos cómo cada uno afrontará la temida muerte, diciéndonos más de ellos que los episodios previos.
No obstante, hay un plot twist más allá de los mil y un romances que preparará con energía el tercer episodio. Bran revela que él es la pieza clave para derrotar al Rey de la Noche. Están conectados, en las propias palabras de Bran: “Llevo su marca, siempre sabe dónde estoy”. Uno de los momentos más existencialistas, en la línea de George Eliot (pseudónimo que empleó la escritora británica Mary Anne Evans), estuvo liderado por Bran Stark y Samwell Tarly divagando sobre el poder de la memoria, lo que más teme el Rey de la Noche.
Bran: “Quieren eliminar este mundo y yo soy su memoria”
Sam: “Eso es la muerte, olvidar. Ser olvidados”.
-El despertar a la vida adulta: Arya Stark, de niña a mujer
Uno de los momentos más chocantes de la noche estuvo en manos de Arya. Y es que, durante estos ocho años de serie nuestros personajes han crecido fuera y dentro de la pantalla. Y si poco a poco veíamos el “coming-of-age” de Arya, de niña rebelde con aires de tomboy a asesina sin sentimientos que rompía con los moldes de lo que la sociedad le imponía, nos faltaba ver el lado más tierno, sensual y sexual —llena de cicatrices, eso sí— de la ya no tan pequeña Stark para verla por fin —a pesar de la incomodidad de muchos— como un personaje maduro y adulto. Y es que, con la muerte en la esquina, Arya aún no ha estado con ningún hombre y, ¿quién mejor que Gendry, el bastardo del rey Robert Baratheon? Han compartido momentos juntos y siempre fue el predilecto de Maisie Williams.
-Matagigantes vs. Matarreyes
Juego de Tronos nos deleita en esta entrega a sus fans con escenas de “relleno”, pero llenas de guiños. Por una parte, tenemos el triángulo amoroso entre Tormund, Brienne y Jaime. Este primero, para diversión de los demás e incomodidad de Brienne, presume ante Jaime de tener como apodo Matagigantes y de deber su forma física a la leche de gigante que mamó de niño. Pero Jaime contraataca de forma muy sutil nombrando a nuestra heroína Brienne de Tarth como “Caballero de los Siete Reinos”, bautizando así al episodio y convirtiéndolo en una de las mejores secuencias de la noche.
-Ojos que no ven, corazón que no siente
Si desde hace dos temporadas, la verdadera identidad de Jon Nieve ha regido la trama. La resolución a la tensión dinástica entre los dos amantes será lo que regirá esta octava temporada. Y es que, como era de esperar, la Madre de los Dragones no reaccionó de la mejor manera al enterarse de la verdadera identidad de Jon Nieve, porque la solución al enigma más importante de toda la serie solo significa una cosa para Daenerys: que ella ya no está en primera línea de sucesión al Trono de Hierro.
La Gran Batalla está más cerca que nunca. Y todos lo sabemos. Estamos ansiosos.
La noche más larga pero también la más oscura (8×03)
Desde que Juego de Tronos empezó a emitirse los efectos especiales y la espectacularidad de la serie no ha parado de ir en auge, superando no solo el campo cinematográfico sino el televisivo tradicional, simbolizando así un nuevo paradigma en el consumo audiovisual, con espléndidos efectos especiales y gigantesca pre/post-producción. Una tinta digital que marca un antes y un después. ¿Seguimos hablando de tercera edad dorada o deberíamos plantearnos una tercera edad dorada 2.0?
POR FIN, llega a Winterfell la épica y Gran Batalla coronándose como uno de los mejores episodios de toda la serie. Una batalla que dura aproximadamente una hora y media. Y es que no es casualidad que este tercer episodio se titule “La noche más larga”, que se traslada en el BTS (Behind The Scenes) con once semanas de rodaje, 750 actores y alrededor de 15 millones de dólares. Con una realización impecable, una fotografía muy discutida en redes (luego iremos ahí), sin un detalle pasado por alto y con un guion que da sentido a toda la narrativa previa. Una batalla que empequeñece a las demás, incluso a la del fuego letal de Guarda Oriente.
Se acusó a la dirección de fotografía de ser “excesivamente” oscura, pero esto responde a dos cuestiones: (1) el consumo de ciertos espectadores viendo el episodio a través de pantallas de móviles, con TV calibradas, la luz abierta, etc., que indudablemente les llevaría a verlo mal, sin remedio alguno; y (2) los espectadores a los que, aunque “respetaron” todas las condiciones, el 4K no les hizo justicia porque la compresión no era suficiente. Fue un riesgo por parte de los creadores, pero por otra parte ayudaba de forma muy acertada con la sensación de tensión de la gran Batalla. Nunca la nieve ha reflejado tanta oscuridad. Cabe señalar que una de las grandes protagonistas fue la BSO que estuvo cuidada hasta el más mínimo detalle.
Sin apenas diálogos y combinando tres géneros. Primero, el suspense —muy bien aguantado sobre todo por el trabajo de BSO—, que hacía imposible visualizar al enemigo, provocando tensión en los personajes y en la audiencia. El segundo: puro terror con Arya escapando de los caminantes blancos entre las murallas, con la claustrofobia invadiendo todas las paredes del castillo. Y, por último, la acción: el juego de espadas que se mueve entre lo apocalíptico y lo infernal, donde personajes queridos como la pequeña Lyanna Mormont dan su último respiro como la heroína que siempre fue, después de matar a un gigante. Perdemos también al joven Greyjoy en una escena llena de drama innecesario, palabras cursis (Bran a Theon: “Todo lo que hiciste te ha traído hasta aquí, adonde perteneces, tu casa”) y poco creíble, pero supongo que no deja de ser una serie mainstream que debe contentar y honrar el final de uno de los personajes más atormentados. Mientras tanto, Jon Nieve y Daenerys se encuentran más allá de la tormenta, subidos en sus dragones a la caza del Rey de la Noche mientras el hielo y el fuego, la muerte y la vida, sucedían a las puertas de Winterfell.
Ser Jorah, herido de muerte al final de la batalla, consciente que ya puede morir puesto que la mujer a la que ama esta “protegida” del mayor mal, cae en sus mismos brazos. Daenerys le llora desconsoladamente hasta el final —acompañada de su dragón (un detalle bastante infantil)—. Pero, probablemente, la secuencia que nos dejó más bocabiertos fue hacia al final, cuando todo parecía ya perdido por el cansancio y el pánico. Arya salta, chillando, al cuello del Rey de la Noche, que se encontraba donde Bran. Le agarra del cuello y, cuando pensamos que este es el final de “nuestra pequeña” Stark, deja caer su cuchillo de acero valyrio para acabar de una vez por todas con el Rey de la Noche. Esta escena, enfatizada por el slow motion y únicamente aderezada con el sonido de la caída del cuchillo, la convierten en una escena memorable.
Ahora que el Rey de la Noche está fuera de combate es el momento de enfrentarnos a nuestra “villana” favorita de carne y hueso: Cersei. George R.R. Martin ya nos advirtió de que, a diferencia de Tolkien, su opinión sobre la bondad de las personas que ostentaban el poder era mucho más oscura. Después de esta montaña rusa de emociones de tres episodios llenos de impaciencia, pánico, aburrimiento, risas y suspense, no sé si podrán superarse en los siguientes episodios. Veremos lo que nos tienen preparado.
carlos risu
“Montaña rusa de emociones” es un gran título porque en esta serie no hay emoción ninguna. Basta ver esos episodios extra made in HBO para fans donde los creadores opinan “por qué lo hicieron”. Y te das cuen.
O sea pretenden que emocione, y la gente espera algo emocionante, pero son cualquier cosa menos emocionantes. Que sean absurdos a la vez ahí no me met, eso es pacto lectura.
carlos risu
ME explico: Lo emocionante es hacerte pajas mentales sintiéndote parte de algo grande y chatear mucho. Total, pa que el creador (creadores) lo resuelvan todo en un chimpún
con el algoritmo de lo emocionante
Alberto Nahum
Risu, tío, no seas faltón, porfa.
Alicia
Yo voy a dejar un comentario que, a lo mejor, a Alberto le encanta, siendo profesor (o no…). El contenido de la entrada me parece bien, pero cuesta mucho leerla hasta el final porque está muy mal escrita. No es que haya faltas (que las hay), es más bien un problema de sintaxis porque hay un montón de frases sin pies ni cabeza que hay que leer dos o tres veces para entender lo que quieren decir.
Cualquiera que se quiera dedicar a la divulgación (de lo que sea) o al periodismo, tiene que considerar que su capacidad lingüística es su herramienta principal porque, por muy interesantes que sean los contenidos, habrá que hacerlos pasar con precisión. Y, sobre todo, hay que releerse mucho y currárselo más.
Yo leo este blog porque me gusta lo que dice, pero sobre todo porque Alfredo escribe de puta madre y me engancha. ¡Aprended, criaturas! (y Alberto, exígeles un poquillo más para publicar, que tu blog es muy bueno y hay que mantener el nivel).
carlosrisu
Alberto siempre me echa la misma bronca y ¡ea! Esto es Juego Tronos. ¡No seas faltón Risu!
Y sí, Alberto es profesor
carlosrisu
Dejas de ser faltón aquí y acabas como Tyron!, o sin polla estilo Varyon! (yo me lío con el. Valirio) , o como Pedro Sánchez! Jo, una pizca libertad ?
carlosrisu
Buenísimo profesor. Deberían mandar algo gente así. Enserio lo digo vista y revista esta serie. Pero…
… QUIZÁS EN AUSTRALIA se puede, que ya no sé si es Essos o Westeroos ?? (ahí lo dejo, gracias por tus textos siempre)
Espero que haya sido emocionante. Ja
Arantza
El título de la reseña, a mi parecer, resulta muy adecuado puesto que GOT ha estado jugando al fifty fifty, con episodios muy buenos (véase 8.01 y 8.03) y otros de nivel telenovela (8.02 y 8.04).
He visto algún comentario sobre la redacción del post y la verdad que, si bien es cierto que hay algunos errores gramaticales, considero que no se valora el trabajo que hay detrás de éste. En primer lugar, cabe considerar que estamos disfrutando de un contenido que es gratuito y que cumple su función, que es la de entretener. Siguiendo esta apreciación, es cierto que nos puede gustar más o menos la manera de redactar de una persona pero si hemos de hacer un comentario, sería más enriquecedor para todos que éste fuera constructivo y que sumase; de esta forma podremos aprender todos, que nadie nace aprendido.
En fin, la verdad es que yo aprecio ver distintas lecturas, sobretodo de gente que le mete ganas y está aprendiendo, creo que le da al blog un aire distinto y fresco.
Respecto el análisis del contenido, no podría estar más de acuerdo con Marta sobre Arya y Sansa. Menudo juego nos están dando nuestras chicas Stark. Finalmente mencionar que, como muchos “espectadores” de Twitter, pensé que realmente el 8.03 era un episodio que a nivel fotográfico daba mucho que desear.