Desde los albores del audiovisual, todo avance tecnológico ha generado una batalla intelectual entre apocalípticos e integrados. Bah, ni siquiera son polémicas privativas del séptimo arte y sus alrededores, puesto que pueden extenderse a cualquier derivación tecnológica dentro del ámbito creativo, desde la fotografía digital hasta el audiolibro. De hecho, quienes hayan estudiado Comunicación Audiovisual o Estética fílmica probablemente recordarán cómo los formalistas reivindicaban que la «pureza» del cine residía precisamente en su capacidad para transformar la realidad. En consecuencia, se oponían a adelantos como el color o el sonido, precisamente por lo que tenían de mimético, de fiel al mundo. Venían a decir: «ey, si se parece tanto a la realidad, será un documento fáctico valioso, pero no una creación artística». Es un ejemplo clásico que me vino a la mente ahora que se ha consolidado la opción de escoger la velocidad a la que quieres ver Netflix.
Como me descubrió Marina Such, era una práctica que, aunque minoritaria, ya andaba extendida desde hace años. De entrada me parecía una marcianada y salió el pureta que hay en mí. Se me antojó inadmisible la posibilidad de variar la velocidad del visionado, puesto que eso atentaba contra la voluntad del artista, que había concebido la obra de esa exacta manera. Gentes tan poderosas como Judd Appatow o Aaron Paul habían puesto el grito en el cielo, a pesar del aplauso de sordos y ciegos.
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Flames
He visto películas en TV, originariamente en Cinemascope, cortadas en los extremos. Como ese tipo de películas jugaba con la composición de los personajes llenando los encuadres, los habían eliminado de la pantalla de televisión. Eso sí que era ver otra película. En fin, Eric Rohmer lo habría hecho adrede, como recurso artístico…..
Aunque no tenga mucho que ver, quería comentar un libro que he leído recientemente y que me ha encantado: “SUPERFICIALES ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” de Nicholas Carr. Trata sobre cómo los medios audiovisuales, ordenadores e Internet cambia nuestro modo de percibir y entender las cosas, cómo nos afectan los cambios tecnológicos. Una maravilla.