Mi mujer y yo nos bebimos Ted Lasso (Apple TV) en una semana y cada noche nos íbamos a la cama con una extraña, gozosa sensación de plenitud. Una ficción que nos hacía querer ser mejores personas. Sí, sí, sin duda, la comedia suele ser amable, incluso aunque parta de la mala leche del sarcasmo o el ridículo. Toda carcajada ejerce de tres-en-uno emocional. De acuerdo. Lo compro. Pero Ted Lasso ofrece algo más, una especie de «atmósfera moral», a falta de encontrar un término mejor. Un aroma donde el hombre es bueno, hay luz al final del túnel y la vida, a pesar de sus inevitables reveses, merece siempre la pena. Un humanismo inasequible al desaliento.
En una escena sintomática, Ted Lasso intenta levantar el ánimo de la afición, en ese ecosistema tan british que implica el pub: «¡Os comportáis como si ya hubiéramos perdido el partido! ¿Por qué no mostráis un poco de esperanza?». Los hinchas, como si fueran aficionados pimentoneros, le responden con el piloto automático de los tiempos: «¿No has vivido aquí lo suficiente para saber que es la esperanza lo que te mata?». No. Ted Lasso no ha vivido lo suficiente en ese mundo de tristes y perdedores. Nunca lo vivirá. Porque él es un héroe cotidiano.
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Flames
TED LASSO es ciertamente refrescante. Y lo resumes la perfección: un héroe cotidiano.
Supongo que los héroes son arquetipos, y cada época tiene los suyos. Nuestra época tiene multitud de héroes, supongo que más que ninguna otra época. Ted Lasso sería uno de ellos, y que se ha colado en nuestros televisores estos últimos meses. El príncipe Myshkin de nuestra época.
(hoy me toca a mí hacer de intelectual …..) 😉
Alberto Nahum
Que no te respondí, jaja. Lo del príncipe Myskhin fue un puntazo de referencia.