Comimos en Murcia el prometedor Antonio Rivera y yo. Una entrevista. Se había leído mi Series contra cultura y pensé que íbamos a hacer guantes. Charlamos de Sorkin, de series, de vida, de provincias, de capitales, de familias, de capacidades analíticas, de apertura intelectual, de encuentros y de desencuentros. ¡Ni un golpe bajo! Cada plato venía maridado con un vino diferente, al igual que nuestra animada conversación, que saltaba de un tema a otro con pasión embriagadora, abrazando la palabra, redondeando el argumento. Es de esos días que uno vuelve a casa pensando, dándole vueltas no solo a las cosas que ha escuchado, sino también a las que ha dicho. Mira que soy anti-esencialista, pero quizá la complicidad de aquellas estupendas tres horas de palique provenga del terruño compartido.
Hemos quedado en vernos de nuevo. La próxima vez será él quien lleve la batuta; dotes de mando intelectual le sobran. Lean, lean sus reseñas.
Ah, sí, se me olvidaba: Antonio transcribió fiel y amablemente parte de nuestra conversación para Fuera de Series. Sigue un formato de entrevista, pero fue mucho más.
Deja un comentario