Kristen: ¿Puedo hacerte una pregunta? Si uno no cree en Dios, ¿puede un exorcismo funcionar con esa persona?
David: Claro. Dios existe a pesar de lo que piense un individuo.
Kristen: De acuerdo, pero para que un placebo funcione, el paciente tiene que creer en la droga.
David: Sí, pero un exorcismo no es un placebo.
Kristen: Ahí es donde tú y yo no estamos de acuerdo.
Este diálogo aparentemente anecdótico del undécimo capítulo de la segunda temporada de la muy astuta Evil —actualmente en emisión en el canal SyFy— encapsula las grandezas intelectuales de la serie creada por el matrimonio King. Los creadores de The Good Wife, The Good Fight o la reciente Bite se han labrado un merecido prestigio que se asienta en tres claves: labrar la ambigüedad dramática y moral evitando maniqueísmos de todo a cien, escribir sus guiones escuchando la realidad noticiosa con la CNN de fondo, y proponer un tono dramático que toma aire con alivios cómicos. Estas características implican productos inteligentes, asequibles tanto para públicos sofisticados como disfrutones, historias frescas, que hacen pensar sin caer en el ensimismamiento pelmazo del “creador comprometido”.
Evil podría definirse, pues, como un Expediente X con conciencia religiosa. El triángulo dramático de cada capítulo siempre bascula entre los mismos vértices. El caso inexplicable que los protagonistas han de afrontar cada semana puede apuntar una explicación clínica (una patología mental), una razón física (un proceso químico oculto, una tecnología que se había pasado por alto) o una inspiración sobrenatural (exorcismos, ángeles). La gracia de Evil es que las fronteras nunca están claramente delimitadas. Es una serie que disfruta sembrando interrogantes en las zonas de sombra epistemológica.
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Flames
Había visto la primera temporada y llevo vista la mitad de esta segunda temporada gracias a tu artículo, que me sirvió de aviso.
Opino lo mismo que opinaba tras el visionado de la primera temporada….. es un EXPEDIENTE X mezclado con EL EXORCISTA o LA PROFECÍA y destinada a un público infantil. No veo tanta profundidad como ves tú. Paro es entretenida; la protagonista me parece una ricura (si se permiten este tipo de expresiones) y las hijas también me parecen muy ricas y graciosas. se comportan como niñas de verdad y no como adultos encapsulados dentro de un cuerpo de niño. Los otros dos protagonistas muy entrañables también. Así, que a disfrutarla.