«Por favor, córtate el vientre mañana al atardecer», conmina uno de los personajes en el último episodio. Esta sentencia –nos vale el doble sentido de la palabra– ejerce de síntesis perfecta para Shōgun, una de las propuestas más comentadas y aplaudidas de esta primavera y uno de los hitos del año seriéfilo. Estamos en el siglo XVII en Japón, lo que ya nos proporciona pistas. Esas coordenadas espacio-temporales también nos transportan al aroma samurái de una tradición milenaria, de la importancia del honor, de los lazos de vasallaje. Pero lo que más cuesta tragar para quien no haya visto aún Shōgun es la locución adverbial que enmarca esa orden de suicidio. El mayor éxito de los diez episodios que componen esta magnífica miniserie radica en que el espectador entienda ese «por favor» y esa extraña cortesía ante la muerte obligada.
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Flames
Ahora mismo estaba pensando en esta serie….. habrá que verla.
Flames
Pues he acabado de verla hace unos días…. y me ha dejado un regusto a decepción…. sobre todo por el final. Me parece que la serie tiene la duración y ritmo adecuados para prepararnos para una batalla o enfrentamiento final … y vemos que quedan pocos minutos y no se ha resuelto nada. Y lo que sucede al final es una especie de “posible batalla” en la que ya se han jugado las cartas para ganarla o para que no tenga que haber guerra. Como el ratón que parió la montaña.
AlbertoNahum
Jolín, amigo, a mí me ha pasado al revés: hubo episodios que me costaron y, sin embargo, tras el subidón del noveno episodio, el último me pareció ejemplar en su contención. Precisamente dejar la “gran batalla” elíptica le da más fuerza al mensaje de la serie, tanto estético como narrativo.
Flames
Sí, sí… queda muy claro en tu artículo…. pero me sentí defraudado.
La edad…. 😉