Los coletazos de Vietnam, el escándalo Watergate, las incursiones de la CIA y los asesinatos de líderes políticos extendieron la viscosa sensación de que alguien manejaba los hilos. Ensangrentándolos. De que el enemigo estaba dentro, resultaba tan poderoso que escapar constituía la única salida y, para colmo, era quien se supone que debía protegerte. Porque el juego, todo el juego, estaba amañado.
Así lo reflejaron obras desoladoras como La Conversación (Coppola, 1974), Todos los hombres del presidente (Pakula, 1976), Marathon Man (Schlesinger, 1976), La invasión de los ultracuerpos (Kaufman, 1978) y Los tres días del cóndor, la mejor de todas. De esta última bebe Rubicon, hasta el punto de llegar a citarla explícitamente en el capítulo 1.8.
Porque, como nos enseña la trama, todo es cuestión de perspectiva y de saber mirar. De conectar los puntos con detenimiento. Al final, el efecto mariposa es un invento de la CIA que se anticipa en los crucigramas… En pocas ocasiones unos créditos –brillantísimos– han ilustrado la historia con tanta pertinencia.
(Espoilers a partir de aquí) Ese episodio ofrece una secuencia memorable, puro Hitchcock, donde compartimos el estupor y la desorientación de Will Travers al saberse observado. Inquietud en cada gesto, en cada mirada ajena, intentando descifrar quién es el sabueso que sigue sus/nuestros pasos. Una de las formas más efectivas de expresar la paranoia en televisión…
http://www.youtube.com/watch?v=F46YollcNcU
A partir de ahí, en consecuencia, la trama empieza a apuntar respuestas y los hilos van cosiéndose en un crescendo dramático que toca techo con el atentado petrolero en Galveston Bay (1.12, “Wayward Sons”). Pero, a pesar del subidón, la historia resulta confusa y, a ratos, reclama un esfuerzo titánico del espectador. Casi más que en Mad Men.
Quizá por eso el último capítulo -con el revelador título de “Jamás puedes ganar”- no termina de funcionar. Sobre todo si no hay continuación a esta interesante primera entrega. El repentino giro de Andy, la facilidad para deshacerse de Katherine Rhumor o la disolución de Ingram piden más madera que una metáfora sobre el suicidio sacrificial, César y el río Rubicón. Muy arriesgado. Como detalla Sepinwall, sin olvidar la bella y trágica elipsis en la azotea, el cierre deja demasiados cabos sueltos al apostar por un final decididamente anticlimático. Algo tan inusual y ambiguo en un thriller político como el descubrimiento de un trébol de cuatro hojas.
PiliHalliwell
Yo fui una de las que abandonó la serie. Me parece buena porque se nota la calidad en dirección e interpretación. Pero es que no me entero de nada, sólo entendí a medias el primer episodio. Me da cosa admitirlo pero esta serie es demasiado inteligente para mí. Cuando alguien descubra de qué va que me lo cuente.
Toni
Pues a mí ha sido la (novedad) que más me ha enganchado de la temporada. Me pareció interesante por lo actual del planteamiento, por los juegos geopolíticos que siempre nos quedan en la duda y por el interés de los personajes secundarios que van hilando la trama poco a poco. Los contras: hay cosas de las que uno no se entera ni queriendo, o seré yo que las voy olvidando. ¿Qué pasó al final con el ex-analista que jugaba al ajedrez con David por teléfono (no recuerdo el nombre)? ¿Qué relación une a Maggie con Ingram?Lo mejor: la demostración de Will que la suerte no está echada. Aunque eso me temo que lo veremos en la next season.
Kobol
He dejado de leer a partir del aviso de spoiler, sólo me falta el 1.13 que lo dejaré para verlo tranquilo el fin de semana o una tarde en la que no tenga líos de trabajo en la cabeza.Echo en falta series como esta que no piensan que el espectador es tonto, hablando de geopolítica sin complejos, sin pararse a explicar cada lazo, cada relación internacional, con esa cantidad de matices cuando el narrador nos permite escuchar una reunión del equipo de Travers, deliciosa 🙂
Nahum
PHILIHALIWELL: Jeje, me ha encantado eso de "es demasiado inteligente para mí". Yo durante muchos episodios también me sentí así. Y, como explico, creo que además de buscar un ritmo glacial, es una trama muy, muy compleja. TONI: Es que si no hay una segunda temporada, esto se va a quedar muy, muy cojo. Aún hay muchas preguntas sin respuesta. KOBOL: Parcialmente de acuerdo. Hay muchas otras series que no piensan que el espectador sea tonto y, sin embargo, se ven con más facilidad (Mad Men, In Treatment, Breeaking Bad). Aquí, sobre todo en cuanto a la peripecia de los personajes, me da la impresión de que hay cabos no cerrados… porque quizá no han sabido atarlos. Todas las apuestas quedan, pues, para la segunda entrega.
satrian
Yo estaba convencido desde los títulos de crédito del primer episodio siendo un poco exagerado, la historia y la forma de contarla me captaron enseguida, y a los pocos minutos me estaba acordando de la película de Sidney Pollack, y veía en James Badge Dale al joven Robert Redford.Este último episodio ha dejado todo colgado, sigue dando sorpresas como la vecinita morena que estaba en el ajo desde el principio y una escena en la azotea con un farol muy de poker de Truxton a Will, publícalo, que luego queda mudo tras el descubrimiento del trebol.Si me tengo que quedar con algún personaje además de Will, sin duda sería Truxton Spangler es increible como torea toda la situación desde su media sonrisa tras el cigarro.Soy de los que se quedará muy apenado si no hay segunda temporada.
Oscar
No me ha maravillado, pero me ha dejado un buen sabor de boca. Capitulos como el 1×10 'In Whom Trust' o el 1×12 son GRANDISIMOS capítulos, pero 'Rubicon' ha tenido mas de un bache, algunos capítulos me han resultado demasiado soporíferos. Y el 1×13 ha sido la tónica general de la serie, ¿Quien esperaba tiroteos, muertes a mansalva un un cliffhanger que te dejara descolocado? El descubrimiento de Andy en el 'picadero' de Rhumor ha estado bien, la muerte de Catherine demasiado rara aunque me ha gustado que muriera enfrente de Will, y su 'vecinita' de cama escondiéndose. Y algo que se ha demostrado en esta serie es que todos son infelices, sus vidas son una mierda por culpa de su trabajo, excepto Kale, que parece que disfruta de su vida y de su matrimonio. Por cierto, la actriz que interpreta a Maggie me encanta, y creo haberla visto en uno de los primeros capítulos de 'The Good Wife'