Cuando me obligan a elegir un top 5, siempre incluyo
In Treatment, la delicatessen de la
HBO.
Es una de las series más atrevidas, por la exigencia de su formato: media hora de diálogo, miradas y silencios. Por eso se equivocan todos aquellos que blanden alegremente la etiqueta de “teatro televisado”. No y no.
In Treatment es la apoteosis del primer plano, una de las revoluciones del cine con respecto a la dramaturgia. Que se lo digan a
Paris Barclay, el artesano que planifica los mejores episodios en una suerte de ballet íntimo. Es tal la suavidad que, tras terminar cada sesión, uno se queda embobado con la música de los créditos. Como si se impusiera una
segunda navegación por el texto, intentando digerir y poner en orden el callado terremoto emocional que produce.
Como es sabido, este año era el primero en el que la producción americana se emancipaba de su
madre israelí. Apenas se ha notado. Un paciente menos, nueva psicoterapeuta para
Paul y, en lugar de un diez, la serie se ha quedado en un nueve y medio. Mera cuestión de propina. La
segunda temporada, mi favorita, fue la más dolorosa y la más luminosa. Ante la incertidumbre de su renovación, optaron entonces por un final lo suficientemente abierto como para permitir tanto el cierre definitivo como la posibilidad de una tercera entrega. Por suerte, la hubo.
Pero este año sí que será el último. Porque esa despedida de Paul y Adele ha dibujado uno de los finales más desesperanzados de la televisión contemporánea. Aquí debe concluir la peripecia de nuestro querido Dr. Weston, una actuación sutil y contenida como pocas. Como casi ninguna otra.
Analicemos la temporada deteniéndonos en la relación de cada paciente (con espoilers).
Frances (Lunes)
La historia de esta actriz en crisis (interpretada con solvencia por
Debra Winger) ha sido la única que ha flojeado. No tanto por los diálogos o la actuación, como por el propio conflicto interno de
Frances. Su punzante soledad, la conflictiva relación con su hija y la alargada y opresiva sombra de su hermana quizá no daban para insuflar presión suficiente a las siete semanas. En este sentido, ha sido un acierto aderezar el conflicto con el pasado de
Paul y
Tricia, la hermana moribunda de
Frances. Ahí se ha ido revelando un enamoramiento médico-paciente que enlaza con la
Laura del primer año. Ya entonces
Paul confundía profesión y vida, verdadera causa de su estrés, como explorará con
Adele.
El final de esta historia ha sido agridulce: sin resultar evidente -nada en esta serie lo es; por eso juega en otra liga-, parece que Frances seguirá con la terapia, pero ya ha superado sus dolencias más íntimas. Sin embargo, para liberarse de ese peso tiene que afrontar un acto angustiado: desconectar a su hermana. Para demostrar que es capaz de querer y de que la quieran, Frances ha que superar un trance traumático, una vez más. Y, sobre todo, encontrar el propio perdón, ese duende tan esquivo.
Sunil (Martes)
Jamás imaginé que un producto tan “antitelevisivo” como este, un relato que discurre por la elegancia de la elipsis, pudiera jugar con la sorpresa. Sí, sí, uno de esos giros que obliga a releer todo la historia. No lo vi venir, desde luego.
Sunil, el enigmático
Sunil, ha usado a
Paul como pasaporte para regresar a
India y cerrar los “negocios” que le atormentan. Sin embargo, la relación con el pisquiatra ha ido creciendo con tanta finura, con tantos paralelismos y empatía, que uno entiende la devastación del psiquiatra en la cárcel. Destrozado.
Sunil le ha tomado el pelo, pero solo en la forma. En el fondo, las confidencias en torno al té compartido y al tabaco consentido han sido reales. Un hombre atravesado de nostalgia incurable, atrapado en una jaula dorada, como un animal herido. Sunil es tan listo que detectó que Paul, ante la impotencia por sanar su sufrimiento, cruzaría los límites de la relación médico-paciente. ¿Cómo ha sido creíble? Por Irrfan Khan, un actor mayúsculo, con esa mirada pesarosa y esas formas taimadas; así es mucho más fácil esconder la identidad y hacerse pasar por un desequilibrado.
Pero lo que más le duele a Paul no es el timo, sino la despedida.
Jesse (Miércoles)
Quienquiera que sea responsable del cásting de
In Treatment se merece un monumento. ¡Con lo difícil que es dar con buenos actores jóvenes! ¡Con el desgaste y la exigencia dramática de una serie tan extenuante! Y siempre da en el clavo. Lo desarrollaré algún día en un post aparte, que lo merece. Porque si todos los intérpretes de
In Treatment son magníficos, la franja juvenil es fuera de serie. Soberbia. La ternura inestable de
Sophie (
Mia Wasikowska), la fragilidad escondida de
April (
Alison Pill), la inocencia imposible de
Oliver (
Aaron Grady) y, ahora, el enfermizo rechazo de
Jesse (
Dane DeHaan).
Jesse es un rebelde de manual, un tipo que ha perdido la noción de hogar, quizá porque nunca tuvo realmente un lugar al que volver. Es lógico: nació expulsado. Ahora se toma la revancha provocando aquí y allá y mintiendo compulsivamente. Sus ojos dejan adivinar un futuro de lunático. Agobiado, en el fondo, por su homosexualidad, solitario y desencajado, los momentos más duros de este paciente son los que provoca con su madre: una mujer abnegada, buena, que hace pantalla por todas las puñetas de su hijo, que se deja la vida y el sueldo para sacarlo adelante. Una figura trágica: la única que quiere a Jesse por cómo es realmente y… la más maltratada.
Las llamadas de auxilio de Jesse en las semanas cinco y seis (tan amargo aquel “What is wrong with me!!”) presgiaban un final feliz, de redención. Pero no este año. Muy acorde con el tono desesperanzado de la temporada, el último capítulo acaba de la peor manera posible: certificando el fracaso de Paul. ¡Casi le ruega que siga con la terapia! Pero la única cita es ya con la derrota: Jesse aplaza su problema de identidad y pertenencia, pero todos sabemos, hasta él, que el tiempo se tomará su revancha. Y, entonces, será aún peor. Carne de suicidio.
Adele (Viernes)
Con su belleza egipcia y su mirada nórdica,
Adele ha entablado un duelo desde el primer viernes. Bueno, en realidad fue
Paul quien la minusvaloraba, echándole en cara su edad y su falta de experiencia, cuando aún sobrevolaba el espectro de
Gina. Esa parte no me convenció: la obsesión con la antigua maestra contradice el cierre de la segunda temporada y, además, hacía demasiado evidente el desprecio de
Paul por la profesionalidad de
Adele. El ligero desajuste se solventó a la tercera semana, cuando
Paul empezó a bajar la guardia. En contra de las acusaciones iniciales,
Adele se ha mostrado como una terapeuta implacable y ha marcado a fuego la distinción: profesión por un lado y vida por la otra. Justo lo que equivoca el personaje de
Gabriel Byrne. Por eso resultó tan interesante el momento en el que
Paul le confiesa su atracción. En esos segundos, la serie pende de un gesto, de unos ojos turbados que no se atreven a fijarse en el oponente. Y en eso
In Treatment resulta imbatible.
El frontón dialéctico continuó, con el caso Sunil de por medio. Y, sobre todo, con el embarazo de Adele. ¡Están tan bien construidos esos dos o tres últimos capítulos! En ellos nos damos cuenta de qué poquita cosa es Paul, tan frágil como un niño. Por eso el final resulta tan tremendo, de los más tristes que haya visto nunca. Adele querría enamorarse de su paciente… ¡pero ella no es Paul! Está igual de sola, aunque es mejor médico. O quizá no. Aquella llamada en el desamparo de la mañana, ay. Adele también es humana; Paul, simplemente, lo es más.
Paul
En su última sesión con
Adele,
Paul se muestra más vulnerable que nunca. Es un héroe cansado. Decide abandonarlo todo y volver a la casilla de salida, para intentar recuperar la alegría adolescente, la promesa de la vida. El bellísimo y desolado adiós de
Adele, esas manos que se estrechan con lancinante melancolía, son las de alguien que intenta agarrar al náufrago desde cubierta. ¡Es tan difícil contener las lágrimas ahí!
Pero ya es tarde, Adele. Paul ha perdido. Tú seguirás sola. Él también. Por eso es un final tan, tan demoledor. En oposición a la tensión cerrada de los más de 100 capítulos anteriores, Paul acaba paseando por Brooklyn, a cielo abierto, entre sombras anónimas, como una hormiguita más. Tan solitaria que ya ni siquiera es capaz de escuchar su propia esperanza.
satrian
Muy dramático el final, con ese Paul convencido de dejar la práctica confundido con un ciudadano anónimo.No he tenido problemas con Frances porque con estar observando los ojos de Debra Winger ya tenía suficiente.Paul ha caido desde los cielos de mágico curandero del alma, hasta los infiernos de humano demasiado implicado con sus pacientes y solitario que rehuye las relaciones sociales.De nuevo gran temporada, pero pésimas audiencias.
String
Vaya, cojonudo análisis, como siempre poco más que añadir ya que estoy completamente de acuerdo. In Treatment es una verdadera joya y como creo que tu dijiste hasta te hace mejor persona. No recuerdo una serie que me haya conmovido tanto (hasta llorar como una magdalena, lo confieso), te remueve por dentro, es excepcional.Saludos
Nadia Tanasescu
In Treatment es una de las mejores series que he visto en mi vida. Y tu análisis me encantó. No puedo creer que haya acabado ¡qué tristeza!
Seriálicos Anónimos
In treatment es GENIAL, eso sí, hay que dosificarla, porque hay personajes verdaderamente demoledores.Por personajes:- No coincido con tu análisis de Frances: no me ha parecido floja, me ha parecido la más llana, la menos dramática (aparentemente), pero no por ello floja. Creo que su gran problema es la soledad y la autoestima y no creo que haya superado nada durante toda la terapia. Durante sus conversaciones, se ha descubierto al personaje y parece que el final lo que plantea es que van a seguir con la terapia para curar sus "dolencias", esto es lo que creo que se deja entrever, pero nada más. Ella me ha parecido, igual que el resto, una gran actriz.- Sunil es FANTÁSTICO: el personaje, la trama, la intimidad, el límite profesional y emocional en el que situa a Paul, sencillamente, brillante. Me ha encantado el final, dramático para Paul, sí, pero genial por Sunil. Es cierto que me da mucha pena que haya tenido que llegar a esa situación por el simple hecho de no hablar seriamente con hijo. Aquí sí creo que hay un ligero fallo: no sabemos por qué Sunil no ha tomado las riendas con su hijo y se ha enfrentado a él, ¿por que marcharse a la India de forma legal sería una deshonra para la familia según la tradición bengali? Ésta es la única razón que se me ocurre.- Jesse: ¡DEMOLEDOR!- Adele: la verdad es que me deja intrigada esta relación. A ragos generales, Adele me parece muy buena psicóloga (y muy buena actriz), sin embargo me han casado un poco las preguntas tipo, por ejemplo: Paul: ..soy mal padreAdele: ¿por qué eres mal padre?Paul: hasta tú misma afirmas que soy mal padreAdele: por qué piensas que pienso que eres mal padre…bla,bla, bla…Otro aspecto que no me ha gustado de esta relación es que Paul se convierte en otro de sus pacientes: débil, obsesionado, etc. Con Gina tiene problemas, pero sigue siendo él mismo. Con Adele han surgido problemas, como el de su parkinson, que eran de darle una bofetada: que le pase eso a Frances, vale; ¿¿¿pero a un profesional???? Esto no me ha convencido. Sus problemas tenían que ser problemas pero de un profesional (como el caso de Sunil o Jesse), pero no como un cualquiera de sus pacientes: ¡Hombre, que sus estudios le habrán servido para algo, no!S.A.
jmelendezmartin
IN TREATMENT es una bofetada elegante a aquellos que argumentan que las buenas series dependen de presupuestos elevados.Estoy contido: no es teatro televisado. Si conseguimos mirar un episodio con distancia (cosa difícil), vemos que los diálogos funcionan con la precisión de una partitura musical. Los "cambios de giro" están marcados cada pocos minutos por una pregunta o "un reto", que obliga cambiar las posiciones.Es una de las pocas series necesarias, imprescindible. ¡Saludos!
Anonymous
no me puedo creer que haya acabado para siempre, esta confirmado?.una de las mejores series que he visto. cada capitulo es una joya de 25 min.
Anonymous
pues yo no consegui creermela, su primera temporada, que no logré ni acabar, me pareció una colección de tópicos, será porque soy psicólogo, pero todo me parecía impostado, poco creible y artificioso, no digo que los actores no estén estupendos, mi problema eran los guiones, los conflictos que reflejaba la primera temporada al menos eran tan topicos y tan poco interesantes, tan obvios desde el minuto uno que me distraia hasta con el vuelo de una mosca, será cuestión de gustos, pero no he logrado ver nada de lo que comentas sobre esta serie, y en general solemos coincidir, pero con esta serie para nada, de hecho esos silencios me resultaban tan artificiosos, tan poco reales…las personas no son asi, ni refleja el interior de una consulta ni el del alma humana, solo perpetua creencias y topicazos demasiado comunes en el cine, pero muy poco verosimiles, para mi una absoluta decepción, y eso que la esperaba con ganas.No tengo problemas con su ritmo lento, me han encantado series como Carnivale, Treme o The Wire, que se consideran "lentas" pero sincermamente, leo comentarios sobre In tratament y me da la sensación de haber visto una serie completamente diferente.O quizá es que me agotan las series tan "construidad" donde hay tan poco de la realidad.
Anonymous
tengo que pedir disculpas por los fallos de mi comentario anterior, soy el anónimo de arriba, me temo que mi teclado está algo "rebelde".
bvalvarez
No voy a leer el post, porque estoy comenzando con esta gran serie… Me lo guardo. Simplemente darte las gracias por citar el blog, aunque tu entrada sobre Dexter era excelente, así que era obligado referenciarla!. Saludos!
Alejandro A
damn, todavía no he visto la semana final pero tengo unas ganas!!! pasaré a comentar mis opiniones cuando lo haga pero de momento puedo decir que todos los pacientes me terminaron encantando, fue una temporada muy intensa, lástima que terminara con sólo tres temporadassaludos!
Nahum
SATRIAN: Yo creo que lo de las audiencias no les debe importar. Es un producto minoritario, pero que les da mucha calidad de marca. STRING: Sí, mejor persona. Porque también te hace terapia, ¿no? Yo recuerdo emocionarme mucho, por ejemplo, con el final de Oliver en la 2ª o con el adiós de Adele este año. NADIA: Bueno, no sé si terminó. Es mi idea tras ese final. SERIÁLICOS: A mí sí me pareció que Frances tenía menos sustancia que el resto. Pero es lo bueno de la serie, que intenta abarcar un abanico de personajes. Por cierto, muy bien cogido el tono de repregunta constante de Adele, jeje. JAVIER: Y, sin embargo, a pesar de ser tan barata, solo es posible en el cable premium. ¡Qué cosas! ANÓ 1: No está confirmado. Es mi idea tras ese final. ANO 2: Pones sobre el tapete algo muy, muy interesante. Yo no he ido nunca al psiquiatra y no sé cómo será, pero sí me creo la humanidad de los conflictos que plantea. No la veo como el reflejo de un profesional estricto, sino como el reflejo de dolencias del alma humana que sí me son reconocibles. Es como una película de guerra: nunca he estado en la guerra, pero estados mentales y dolores ante el sufrimiento sí me hacen reconocerme en ellas. Insisto, no sé cómo es una consulta psiquiátrica, pero los conflictos emocionales no me parecen nada tópicos. BALVAREZ: :)ALEJANDRO: Acá te esperamos, porfi.
Alejandro A
excelentísimo análisis, no puedo agregar nada más porque te has pasado con todo, de verdad que todos los personajes fueron perfectamente construidos, creo que tienes razón y la que más flojeo un poco fue Frances pero no mucho, realmente desesperanzadora la última semana, después de que en la segunda temporada parecía que había futuro y se quedaba satisfecho, ahora todo se ha puesto en tela de juicio, es increíble lo grande que es esta serie, me has dejado pensando, Jesse me gustaría mejor no pensar que suicidaría, sería realmente triste, muy desgarrador ese personaje, en fin, desde siempre estuvo en mi top 3 hasta puedes creer que me hace pensar en convertirme en psicólogo!saludos!
Brian Edward Hyde
Ésta es la serie PERFECTA. Me duele decirle adiós, pero me alegra que sea a lo grande.
Hilda
Definitivamente la serie curandero fue hermosa, pero la primera tuvo un final muy injusto porque a quien le gustó que la esposa de Pavel y su hijito murieran a manos del desalmado esposo de violeta? Por no fue justo que un hombre tan abnegado y buen cirujano sufriera tanto para que al final perdiera a su familia, y que tampoco hicieran un final digno para el padre de la esposa de Pavel y para él propio Pavel, que mala imaginación tiene el que escribió la serie, luego comienza la otra curandero obsesión. Con todos los inconvenientes para ver los capítulos, repiten el mal gusto, de que los psicopatas vuelven a salir victoriosos porque finalmente la loca hermana de violeta, es quien termina matando a su amante, fue un premio para los malvados que acabaran con todos los que buscaban justicia, y en realidad no pagaran sus malas acciones.? Porque en realidad hubiera sido mejor para Pavel que él no hubiera sido tan bueno ni tan capaz. Y Ahora que harán para la temporada 3 , continuará Pavel salvando a mucha gente en el quirófano y finalmente terminara preso y lo matarán allí? Que malo es quien escribe esta serie, no deja un mensaje positivo, de que todas las malas acciones siempre tienen malos resultados. La series dejan el mensaje de los malos siempre logran escapar y si mueren su muerte es un hecho casual. Vamos… o mejoran o busquen otro oficio.perdón pero dos veces me han decepcionado.