Diez razones para desenfundar ‘Justified’

Hay grandes series que generan resistencias para saltar al gran público. Ficciones televisivas que nunca son reivindicadas desde fuera de la burbuja seriéfila, como sí le ocurre a todo lo que produzca la HBO. Todo cinéfilo conoce Los Soprano o The Wire. También Mad Men. Sus creadores son entrevistados en la sección de cultura de los grandes periódicos y pueden abanderar artículos en Cahiers du Cinéma.

Pero hay otras series -igual de grandiosas- que necesitan un empujón. Obras de cable de tremenda pegada en EE.UU. que, sin embargo, les cuesta horrores alcanzar estatus en España. Tesoro de seriéfilos, esa secta rara. Cuando empecé a escribir el blog, por ejemplo, recuerdo lo poco conocida que era por estos lares The Shield, que acababa de ser nombrada mejor temporada del 2008 por la revista Time. Lo mismo pasó, durante un par de años, con Breaking Bad, que pasaba por pariente pobre de la cadena de Mad Men. A las dos les dediqué mis intentos de apostolado seriéfilo (toda secta necesita sus catequistas, je).

Ni se me ocurriría la osadía de proclamar que las descubrí yo para el público español. Ni de coña. Pero sí me llamaba la atención la falta de entusiasmo en los líderes de opinión televisiva. Por eso, ahora creo que es el momento de reivindicar Justified una obra sólida, que está sobreviviendo de forma ejemplar a la perfección de su segundo año. Para mí, la mejor que hay ahora mismo en antena. En España por Calle 13.

1. Pedigree literario. La serie está inspirada en el sabroso universo creado por Elmore Leonard, lo que implica violencia, acción, tipos duros, frases cortantes y humor desengrasante. Es una serie que conjuga entretenimiento y profundidad psicológica de manera ejemplar. Givens y Crowder, por ejemplo, exhiben una complejidad que siempre escapa del tópico.

2. Un western noir. En una mezcla de los más curiosa, la serie de Graham Yost combina la estructura narrativa (y el aroma estético) del western con las coordenadas morales del cine negro. Si a eso le añadimos la música country y unas gotitas de melodrama sureño, ¡voilá!

3. Historia vertical y horizontal. Prácticamente cada semana hay un caso distinto, pero los guionistas lo encajan a la perfección (una perfección que ahora mismo solo comparte The Good Wife) con la trama de fondo, un relato de trifulcas ancestrales, luchas paterno-filiales, redenciones imposibles, tensiones raciales, corrupción minera y, sí, también amores maduros y entrecruzados. Esta temporada, de hecho, la peripecia narrativa se asemeja a los coches de choque: todo el mundo colisionando contra el resto.

4. Mujeres de armas tomar. Mags Bennett, una villana que descolocaría al feminismo radical, era la joya de la segunda temporada. Pérfida, matriarcal… y abuela en sus ratos libres. Pero hay muchos otros personajes que no dudan en mear en su territorio escopeta en mano o, literalmente, a base de sartenazos y patadas en los cojones. La pequeña Loretta, Tía Ellen, Ava o Winona, el talón de Aquiles de Raylan. El rollo “damisela en apuros” no se lleva en Harlan; eso es para neoyorquinos paternalistas…

5. Tipos duros de verdad. Sí, de esos que achantan a un par de matones masticando el hielo de su whisky. En el minuto 2 del episodio piloto se produce la primera muerte. En un duelo. Declaración de intenciones. Esto no quiere decir que Justified sea una serie hiperviolenta, sino que, simplemente, se toma muy en serio las consecuencias de la trama. Esto genera un halo de autenticidad y de avance narrativo que la sitúa un escalón por encima de propuestas conservadoras como Sons of Anarchy o Dexter. Justified está jalonada de puntos de no retorno. Una historia minada donde las amenazas se cumplen.

http://www.youtube.com/watch?v=beWUt8BjTGA

6. Personajes ocasionales en tres dimensiones. Algunos secundarios tienen su “pero”. No obstante, hablemos de ocasionales, que la serie anda sobrada. En el 3.5. hay una secuencia que describe con magisterio la grandeza de Justified, la precisión de su escritura. Un secundario recurrente (el tontaína de Dewey Crowe) emprende una persecución contrarreloj, pensando que le han quitado los dos riñones. Desquiciado, entra a punta de pistola a una tienda de comestibles. Anda nervioso. El dueño, un viejete afable, le recrimina por dos veces que blasfeme en su presencia. Al tercer God damn it! de Dewey, el anciano saca su escopeta de debajo del mostrador y la emprende a tiros por tomar el nombre de Dios en vano… ¡Esto es definir un personaje en menos de 15 segundos y lo demás son pamplinas!

7. Los matices de la América profunda. Para quienes piensen que el interior de EE.UU. está compuesto por un montón de paletos blancos, Justified les deparará una sorpresa. No porque los protagonistas sean refinados lectores de Marcuse, sino porque los hillbillies también sufren, rezan, piensan, roban, conspiran y aman. Sin glamour, pero con verdad. En definitiva, porque en Harlan, Kentucky, también experimentan esa cosa tan rara llamada vida.

8. Descansos en carcajada. Los destellos humorísticos sirven para quitarle hierro a la trama y, sobre todo, aumentar la frescura de los personajes. Esta escena del 3.8. (“Watching the Detectives“): aparecen un par de sabuesos del FBI que interrogan a Raylan Givens, nuestro heroico marshall. Le recuerdan una escenita que protagonizó con otro testigo, al que le propinó un par de puñetazos y sobre el que, después, dejó caer la bala de la recámara mientras le amenazaba: “La siguiente llegará más rápido”. Sus oponentes han usado esa bala para incriminarle en un crimen que no ha cometido. Entonces, en medio del interrogatorio, el tipo del FBI empieza a reírse mientras le grita admirado: “¡¡Puede que sea la frase más molona que he oído nunca!! ¿Te la inventaste tú solo?” “La escuché una vez en el show de Johhny Carson“, responde Raylan. O sea, que el coñeo hasta cuestiona la dureza del protagonista.

9. Humanismo y humanidad. Siempre pongo el mismo ejemplo: el dinosaurio Artie, cojo, corriendo detrás de un antiguo fugitivo octogenario que arrastra una botella de oxígeno (“Blaze of Glory“, 2.6.). Así con todo. Las relaciones entre los personajes están atravesadas por el cariño, la autenticidad o, incluso, un giro pasional inesperado. Boyd Crowder bailando de alegría, Mags Bennet peinando a la hija que nunca tuvo, Arlo con alzheimer, Raylan Givens resistiendo las insinuaciones de una bellísima empresaria o recordando por qué tía Ellen quería que fuera diferente.

10. Walton Goggins y Timothy Oliphant. Del primero ya sabíamos (oh, Shane) que transmite electricidad; la sorpresa ha sido el segundo, un Oliphant que marca carácter con esos andares y esa voz pausada cuando avisa de que va a meterte dos balas en el entrecejo. Al final, ambos son las dos caras de la misma moneda, dos tipos que no pueden escapar de lo que son. Más aún: dos amigos que se odian (o dos enemigos que se quieren), que avanzan condenados a entenderse en un mundo con overbooking de hijos de perra.

http://www.youtube.com/watch?v=KELS4VMIaKU

Ah, hay una última razón para subirse al carro: Justified tendrá cuarta temporada. ¡Estáis tardando en desenfundar!