Acabó Lights Out y lo último que se escuchó fue una pregunta, tan demoledora como un crochet fulminante.
(A partir de aquí, ligeros espoilers)
“¿Quién ganó?”, le espeta un dolorido Patrick (portentoso Holt McCallany) a su esposa Theresa. De ahí la sensación elegíaca, de tragedia griega, que deja el final de la primera y única temporada de Lights Out. Es como aquella broma ideológica on the rocks: el Capitalismo se basa en que usted no puede perder; el Comunismo se basa en que usted no puede ganar; el Existencialismo se basa en que usted no puede ni ganar, ni perder, ni abandonar el juego. Los clásicos lo llamaban fatum. Y Lights Out, bajo la apariencia heroica del combate final, esconde una profunda tristeza: la del tipo que se ha subido a un tren del que no puede bajarse…
Se venía mascando desde el inicio, en aquel piloto tan prometedor. Un boxeador entrampado, un padre de familia -algún día habrá que analizar la poderosa concepción de “familia” que proyecta la FX– que se obliga a dar pasos erróneos y que, sin darse cuenta, está cavando su propia tumba. La dentellada existencialista va de serie en el boxeo: un deporte trágico que reclama dolor y sangre. Y el género pugilístico siempre flirtea con la viscosidad de la mafia y las apuestas. ¡Ay, el lado oscuro y los pies de barro! Dejarse caer en la lona siempre es más fácil cuando el lecho es verde-dólar.
Todo ese entorno de tejemanejes ha estado muy conseguido en Lights Out y el gran Reg E. Cathey, procedente de Baltimore, ha exhibido mucha salsa con su emulación contenida de Don King. Barry Word es un malvado que, con más recorrido, podría haber marcado época. Esas maquinaciones político-económicas han ofrecido la pata más estable de la serie. Las otras dos -entorno familiar y trama deportiva- han flaqueado.
El drama familiar ha tenido momentos brillantes; esa última confesión católica del púgil, antes de la batalla final, resulta realmente emocionante y muy sutil. Pero la historia ha tenido que soportar demasiados vaivenes, quedando brusca en ocasiones, deslavazada, casi caprichosa. Me ha gustado mucho el espíritu manipulador de Johnny (Pablo Schreiber) y la doble cualidad entrenador/padre de Stacey Keach, uno de esos actores que lleva el pasado quemado en el rostro. Pero no termino de tragar las relaciones amorosas de la “hermana coraje” ni la poca vista de Theresa para alguno de los problemas de su marido. De las hijas, bueno, la mediana era la única que ostentaba algo de madera dramática al conocer la enfermedad de su padre, pero eso ha quedado desaprovechado al final. Aún así, lo peor ha sido la aparición de la madre, en el penúltimo capítulo. Sí, ya sé que la serie ha sido cancelada y los capítulos se grabaron con antelación, pero bueno, uno juzga desde fuera la serie en su totalidad, no las intenciones. La grandísima Terriers, por citar otro ejemplo de la FX, sufrió un achique similar y, sin embargo, su temporada no se permite ni un solo resbalón.
http://www.youtube.com/watch?v=CWoLVWo_xVo
Más problemática me ha resultado la tercera pata, la del drama pugilístico. No me ha molestado que la danza del boxeo no fuera brillante, porque mi interés no ha pasado del Ali-Foreman, ni que el gran combate final pareciera rodado en un gimnasio: sé que FX no es la HBO y no puede aspirar a sus valores de producción. No. Lo que me ha provocado rechinar de dientes ha sido lo forzado de algunas situaciones y lo apresurado de otras. Es decir, mi problema ha sido con el guión.
A casi todo el mundo le ha fascinado la aparición de Eammon Walker como el misterioso Ed Romeo; a mí, sin embargo, me sacó de la historia castigándome el hígado. Todo un campeón del mundo, de repente, no solo no sabe boxear, ¡sino que ni siquiera sabe comer! Me ha dado la sensación de ser un personaje tan goloso, tan “intenso”, que los guionistas se vieron obligados a hacerle hueco en la historia. A puntapiés. Por eso chirría. Es un arco argumental demasiado corto y muy histriónico: sus enfados con la prensa, su excesivo pasado y, sobre todo, lo cutre de su despedida. ¡Lo de las tijeras no cuela, no puede colar! Es muy diferente el caso de David Morse, un personaje secundario que tiene un trama muy jugosa en el capítulo 11; la gran diferencia es que la peripecia de ‘Rainmaker’ Raines es lateral, mientras que la de Ed Romeo se adueña del centro del ring y abandona el cuadrilátero como quien sale a comprar tabaco.
En todo caso, a pesar de sus defectos, Lights Out quedará como una buena serie, con actores estupendos, una atmósfera conseguida, ambición moral y un final que esquiva el happy end con esa pregunta a la mandíbula: “¿Quién ganó?”.
Nadie. Realmente nadie venció, Patrick. Hace tiempo que los héroes murieron.
Hyde
Qué gran entrada y comentario! Como siempre, pegas el primer puñetazo y es un KO!Sin estar de acuerdo en algunos detalles (creo que a mí la serie me ha gustado más que a ti y sí, eché de menos a Romeo), coincido con la mayor parte de lo que apuntas. Y desde luego me encanta cómo lo haces. La FX, como con Sons of Anarchy, se está especializando en explorar el lado tenebroso de la familia: lo que uno está dispuesto a hacer por ellos. No matter what. Lights ha ido de menos a más, salvo esa pifia de meter con calzador a la madre. Anoche me quedé completamente hecho polvo. Quiero pensar que con un tazón de leche y un espidifén se le va a pasar… Grandísimo Holt, efectivamente. Una lástima. Lo echaré de menos
satrian
Casi veía a Reg con el pelo hacia arriba y un mechón blanco, triste tragedia griega en un ring, en la que solo ganamos los espectadores que hemos visto esta gran serie, la única pega como comentas el combate final.
OsKar108
Que lástima la cancelación, porque me ha parecido una temporada bastante/muy buena.Aunque a mi me gustó mucho el personaje de Romeo entiendo perfectamente las pegas que comentas, y que la aparición, aunque mucho más pequeña (o precisamente por eso), mucho mejor calculada/llevada de Raines.Intuyo que alguna otra pega como lo de la madre podría haber tenido mejor desarrollo más adelante, o eso supongo, pero no lo sabremos. Vamos que me apena bastante su cancelación porque me gustaba la serie.¡Saludos!
Agustín
Acertado análisis sobre esta serie. Con esas tramas episódicas sin mucho sentido. Comparto contigo la pésima e innecesaria aparición de la madre. Ha tenido un fallo de guión considerable, que le ha hecho besar la lona. Veo coherente su cancelación, ya que una segunda temporada no tendría sentido a no ser que se descubriese que Patrick es masoca. Para mi la frase de ¿Quien gano? llega demasiado tarde, no se quien gano pero se quien perdió.
Daniel-San
Una auténtica pena lo que ha pasado con las dos últimas joyitas de FX. Al menos nos queda la esperanza de poder seguir viendo como arriesgan a pesar de los últimos golpes que se han llevado a nivel de audiencias, porque lo que es a nivel de calidad, nadie se la puede discutir.