“Porque, ¿no es ese el único propósito del aparato del Estado? A veces nos olvidamos. A veces caemos presos del miedo. Pero nuestra fe en el socialismo soviético siempre será recompensada. Ahora el Estado nos dice que la situación aquí no es peligrosa. Tened fe, camaradas” (Zharkov, 1.1.)
En una serie repleta de escenas agónicas, rostros abrasados y una titánica lucha contra lo imposible, el mayor escalofrío proviene de ese fugaz monólogo entonado por un personaje que apenas asoma unos minutos en pantalla: Zharkov. El comité ejecutivo de Chernóbil estudia las medidas de choque para contener el mayor desastre nuclear de la historia y Zharkov es un afable viejete que ejerce de centinela, el hombre fuerte del Partido Comunista en ese cenáculo de urgencia.
El “sacerdote” soviético pormenoriza su siniestra estrategia a las pocas horas del accidente: “Sellamos la ciudad. Nadie la abandona. Y cortamos las líneas telefónicas para contener la propagación de la desinformación. Así es como evitamos que la gente socave los frutos de su propio trabajo”. Zharkov es el guardián de la fe, un dogma que produjo decenas de miles de muertes y centenares de miles de desplazados en una pequeña ciudad del norte de Ucrania. Por eso resuena tanto –tan trágicamente– su admonición: “Tened fe, camaradas”. ¿Fe en qué? ¿En las mentiras? ¿Cuál es el coste de las mentiras? Chernobyl detalla la factura.
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Individuo Kane
Al mismo tiempo que se estrenaba “Chernobyl”, National Geographic emitió “The Hot Zone”. No tan buena como “Chernobyl”, cierto, pero también muy interesante. Muestra otro caso real: la primera aparición del Ébola en Estados Unidos.
Tuvieron mucha suerte los americanos, es verdad. Pero es una serie (6 capítulos) que vi en alternancia con “Chernobyl” y que resulta llamativa por sus paralelismos y sus diferencias. La principal de ellas es ésta: reconocer que tenemos un problema.
Ha pasado desapercibida pero la recomiendo a todo el mundo.
Flames
Estaba esperando comentario sobre la serie. Me explayaré un día de estos. Pero me maravilló y estremeció.
Y tomo nota de la recomendación de Individuo Kane.